impredecible.

Capítulo 1.2

"Solo una lagrima tuya puede causar olas, los ríos y lagos conducen al caos. Mi corazón encuentra paz, pero he pasado a través de una situación difícil..."

Kyo abrió sus ojos lentamente, parpadeo ante la repentina luminosidad, llevo su mano a su rostro para bloquear la luz, estaba aturdido, aun recostado se dio tiempo para recordar los sucesos de la noche pasada, los veía lejanos y brumosos; como un sueño. Quizá fue un sueño. Recordaba que su cuerpo había sido lastimado y ahora no sentía ningún dolor, además estaba en su cama, acurrucado y bien abrigado. Definitivamente todo debió ser un sueño. Después de salir del bar debió llegar a su departamento y cayó directamente a la cama. Los sucesos con aquella rubia debieron ser un sueño, pero ¿Por qué soñaría con algo así? Meditó un momento y recordó su conversación con su compañera de trabajo, sobre personas sospechosas, asesinos que destrozaban a mujeres, niños y cualquier persona, seguramente se vio influenciado por aquello. Se estiro relajando sus músculos y vio el reloj en la mesita a un costado de su cama, eran diez de la mañana, siempre se despertaba como al medio día, y se levantaba doce y media, sus clases comenzaban dos de la tarde así que aún era temprano. Se cubrió la cabeza queriendo dormir otro poco.

Pero...

Las frazadas fueron arrojadas rápidamente.

—¡los exámenes! —Kyo se sentó sobre la cama con un rostro desconcertado, volvió a mirar el reloj...suspiró y se dejó caer sobre su cama nuevamente. —mierda. —toda su energía se evaporó en un instante. Ciertamente no prestaba atención a algunas cosas, pero había decidido ser más atento y quería tomar esos exámenes. Quien diría que no sería así. No tenía caso levantarse ahora. Su horario de universidad era de dos de la tarde a siete de la noche. Pero los exámenes habían sido ajustados a las ocho de la mañana porque siempre era así, eran decisiones de los directivos, a Kyo no le interesaba, no le molestaba. Cuando decidía ponerse serio las cosas le salían bien. Este no fue el caso.

Bien, realmente no era algo indispensable.

Giró su mirada a la mesita para buscar su teléfono móvil, no lo vio allí, era extraño, siempre lo dejaba ahí. Kyo se incorporó nuevamente para buscar el aparato en su ropa de la noche pasada, aunque realmente no recordaba donde había puesto su chamarra, se rasco la cabeza pensando por un momento, cuando vio la prenda tira en el suelo se acercó para levantarla, ya estando en sus manos busco el móvil. Kyo miró la prenda analizando detalladamente, recordaba que aquella cosa había rasgado su ropa, si su ropa estaba rota entonces, quizá...todo fue real. Examino la prenda y descubrió que efectivamente estaba rota. Kyo no supo que pensar. Entonces si todo fue real ¿Por qué no estaba herido? Con su mirada recorrió su habitación y en ese instante se dio cuenta que algo no estaba bien, algo no encajaba, alguien no pertenecía ahí.

Un hombre vestido de blanco, de cabello rojo y mirada carmesí permanecía sentado en una silla, mirándolo sin expresión.

Los labios de Kyo se abrieron, pero no pronuncio nada, miró al hombre.

—...

—...

El silencio inundo la habitación por un largo tiempo, pero el mismo Kyo lo rompió.

—tu, ¿Quién eres? Y ¿Qué haces en mi casa? —Kyo pensó en algunas cosas, pero no se le ocurrió nada más que preguntar lo más común. Golpear al sujeto tampoco era muy racional ¿cierto? Pero ¿y si fuera un ladro? Kyo lo examinó rápidamente y realmente no parecía un ladrón.

El hombre no respondió, siguió mirando a Kyo sin curiosidad ni interés, es como si estuviera mirando un mueble viejo.

Kyo fue paciente varios minutos, pero al no recibir respuesta del hombre su paciencia se esfumó. —¿no responderás? Entonces lárgate que no estoy de humor para tratar contigo.