Paula había comenzado otro día más de mal humor. Estaba enojada con la vida pero mucho más con ella misma. La noche anterior había salido con Tomas, y si, no hay nada malo con eso. Pero lo que la tenia molesta, era que después de haber pasado un tiempo agradable con el, en lo único que podía pensar era en Martina.
Se odiaba por eso, ya habían pasado semanas desde que las únicas palabras que se decían eran "hola" y "chau". Ya era tiempo de superar, y ni siquiera sabía qué cosa debía superar. ¿Una amistad? Ya había perdido demasiadas y estaba acostumbrada. Incluso, se habia quedado completamente sola y habia podido salir adelante días después. Ahora, que todo estaba bien, que tenía más amigas en las cuales apoyarse, tenia una buena relación con su hija y un hombre que valía la pena, no lograba dejar de pensar en esa rubia estupida, así la llamaba ella por adueñarse de su cabeza las 24 horas del día.Y, cómo si la llamara con sus pensamientos, la vio entrar por la puerta. Se la veía bastante cansada, tenía el rimel corrido y estaba bastante despeinada. ¿Habría estado llorando? Ojalá que no, pobrecita. Pensó Paula y luego se arrepintió, no debía preocuparse por el estado de Martina, ella tampoco lo hacía y menos lo hizo cuando se alejó sin ninguna explicación.
Por primera vez hace semanas, Martina fue la que se acercó hacia donde estaba la pelirroja. Estaba bastante cerca desde un principio ya que la florería es casi en la entrada, pero esa caminata para Paula fue eterna y llena de dudas. ¿Estaba yendo a saludarla? ¿Había otra persona detrás de ella y por eso se acercaba? ¿Estaría quedando como una estupida? ¿Se encontraba pensando o hablaba en voz alta? Todo eso se fue de su cabeza cuando escucho la dulce voz de la rubia.
-Hola...- dijo mientras Clara la empujaba y se iba.
-Ey- dijo Paula intentando sonar lo menos interesada posible.
-¿Como estás?-
-Bien por suerte, ¿y vos?- No quería responderle, solo quería alejarse. Todo lo que había adelantado en la "superación" se había ido a la mierda.
-Me alegro, más o menos. Pero no importa. ¿Me acompañas al baño?- dijo mirándola con esos ojos a los cuales era imposible decirles que no. Paula deseaba poder hacerlo, pero su inconsciente fue más rápido.
-Si, obvio. Vamos- y Martina le extendió la mano para que vayan juntas al baño. La cabeza de la pelirroja a los gritos, sus emociones explotaban. Estaba descontrolada por dentro, no podía reaccionar. Pero debía ser una persona madura y mostrarse natural. Se calmó, le agarró la mano y la rubia la guió hacia un lugar donde las dos sabían perfectamente cómo ir, pero sin saber por qué lo hizo igual.Llegaron, tristemente para Paula, la rubia la soltó ya que debía entrar a uno de los baños. La pelirroja espero a que cierre la puerta y lo único que pudo hacer es mirarse la mano con la que había sido guiada y sonreír. Estaba contenta y ni siquiera sabía por qué. Se venía una cagada a pedos de ella misma para ella, pero ahora estaba feliz. No quería arruinarlo.
Se empezó a escuchar un intento de abrir la puerta del baño, así que Paula hizo lo posible por actuar lo más tranquila posible.
-Che-dijo la rubia mirando hacia abajo como avergonzada- Te quiero pedir perdón...
-¿Eh? ¿Por?- La pelirroja sabía perfectamente porque estaba disculpándose pero prefirió hacerse la confundida.
-Por todas las llegadas tardes y faltas de todo este tiempo, no hubo ningún reclamo de parte tuya pero igual quería pedirte perdón- dijo mostrándole una media sonrisa a modo de disculpa.
-Ah- Paula no podía creerlo- Si, no pasa nada. No hay problema. Supuse que algo te estaba pasando así que preferí no meterme.
-No, o sea si. O no- dijo sin saber que responderle.
-Estuviste bastante alejada de todo-
-Si, pero no fue por ustedes en particular. Fue por mi, necesitaba alejarme de todo para encontrarme.-
-¿Y te encontraste?-
-Ojalá. Pero bueno, tengo responsabilidades y Clari no quiere hacerse más cargo. Y esta perfecto, así que acá estoy-
-Tal vez no sea necesario que te alejes para encontrarte. Puede ser que lo que sos vos esta acá, o sea no acá. Digo si , pero con las chicas con el local, no particularmente acá conmigo.Bueno, vos entendes. - Dijo muy nerviosa y odiándose por la aclaración que había hecho.
-Si, entiendo- Dijo con una sonrisa- Gracias- Se acercó directo al cuerpo de la colorada y la abrazó. Mientras lo hacía se quedó pensando en las palabras de Paula. ¿Por que aclaraba eso? ¿Lo decía por qué sabía que a la rubia le gustaban las mujeres y quería alejarla? Odiaba estar con tantas vueltas, lo odiaba pero entendía porque ella estaba haciendo exactamente lo mismo.
Ambas cerraron los ojos y estuvieron un rato, quien sabe cuanto, abrazadas. Lo necesitaban y mucho. Martina rodeaba con sus brazos el cuello de Paula haciendo puntitas de pie, mientras que la pelirroja agarraba su cintura como si no quisiera soltarla nunca.
-Che Mar, no se si sabias pero trabajar no es venir a boludear al- dijo Luján mientras entraba riéndose con Romina. Al ver esa escena tan esperada, no pudo hacer nada más que quedarse quieta y callada- baño.- Dijo en voz baja y cerrando los ojos como arrepentida mientras le hacía una seña a Martina- perdon- susurró.
Romina comprendió toda la situacion, el hecho de que era policía no era porque si. Pero prefirió hacerse la distraída, ya averiguaría más.
Las chicas se separaron de su abrazo, y Paula con palabras indescifrables ya que los nervios no le permitieron modular, se fue.
-Ey Pau, para- dijo la rubia pero fue inútil. Apoyo su mano en sus ojos, bastante cansada de todo. No entendía por qué se había ido, ¿Tan mal la ponía que las vean juntas? ¿No podrían ser aunque sea amigas? ¿Ni eso?
-Ey Martu, que lindo verte.- Dijo Romi para lograr terminar con ese silencio tan incomodo.
-Romi, si. Ya las extrañaba bastante.- dijo mientras la abrazaba con una sonrisa bastante apagada.

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¿Que es el amor?
Fiksi PenggemarHistoria paralela de Paula y Martina. Pd: escribo muy mal pero me aburro muchísimo y extraño a Pautina.