Chapter 3

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—Venga, haz tu trabajo pequeña puta. Veamos si eres tan bueno mamando como lo eres diciendo mierda —mofó tomando a Jungkook por el cabello.

Una vez dicho aquello insertó su pene dentro de la boca ajena por segunda vez, siendo esta última más rudo con él menor. Jungkook hacía lo que podía pasa darle siquiera un poco de placer a Taehyung, pero si seguía empujando su cabeza de atrás hacia adelante de forma tan brusca, ciertamente no podría hacer demasiado.

El conocido sonido de asfixia deleitaba a Taehyung de sobremanera, no sólo porque le encantaba ver a Jungkook callado y sin ser una molestia, sino porque amaba la causa de sus asfixia; ver su miembro desapareciendo en aquella caliente boca lo dejaba sin respiración. Había visto muchísimos chicos atractivos, conoció a uno en específico que hacía de su mundo un terremoto, pero Jungkook era bastante distinto al resto. Tenía algo que provocaba en Taehyung la sensación de lo dejarlo ir, porque amaba lo que estaba viendo.

Soltó el agarre que antes aprisionaba en cabello del menor, y dejó que este hiciera el trabajo solo. Así fue como Jungkook acomodó sus adoloridas rodillas en el piso y comenzó a chupar y lamer el miembro por su propia cuenta. Su lengua iba de arriba a abajo como si fuera un sube y baja, su boca que había ahuecado para asegurarse de no lastimar el falo, escribía incomprensibles y eróticas melodías en la transparencia del aire, sacando el miembro de vez en cuando para masturbarlo. Sus ojos mojados por lágrimas que la rudeza de Taehyung sacó al castigarlo, observaron al susodicho sin dejar de chupar.

Esto electrizo el cuerpo entero de Taehyung, quién para ese momento sentía su pene aún erecto explotar, porque a pesar de Jungkook trabajar como prostituto, tenía una mirada inocente que no podía dejar pasar como si nada. Tenía que convertir esa mirada tan dulce en un poema de pecados prohibidos y deseos peligrosos; Jungkook no estaba del todo enterado, pero la tela de araña que Taehyung estaba tejiendo para capturarlo lo dejaría sin salía más pronto de lo que podría imaginar, aunque no tenía ni la menor idea de todo lo que el atractivo pelinegro tenía en mente para él.

—Abre la boca —ordenó el mayor.

Jungkook guardó silencio apenado, porque lo le había avisado a Taehyung de ese pequeño inconveniente que muchas veces volvía de su trabajo algo aún más indeseable de lo que era.

Taehyung frunció ambas cejas y dejó caer una bofetada en el rostro de Jungkook, él reaccionó y tapó la zona con admiración.

—Ni siquiera te tomes el atrevimiento de dejarme hablando solo. Te di una orden, cumple con ella, ¿o es que la gente como tú ni siquiera es capaz de captar una orden? Algo tan simple como eso.

El menor inhaló y exhaló con un colapso destruyendo su mente con locura. Ese maldito se creía demasiado importante por ser un criminal con dinero, cuando en otra situación pudo haber estado en el papel de Jungkook,  soportando humillaciones, golpes, gritos y abusos una y otra vez. Porque no le contaba a nadie, pero en cinco ocasiones su jefe actual abusó de él, ¿pero a quién podría decirle si a nadie le importa la vida de un títere?

Sin seguirlo meditando tanto, Jungkook abrió la boca sacando su lengua en el proceso. Taehyung sonrió complacido y masturbo su miembro con fuerza, sintiéndose cada vez más cerca del clímax. El espeso líquido blanco llenó el rostro de Jungkook y parte de su boca, la cual cerró y se obligó a tragar. Aquella escena tan espectacular había convencido a Taehyung que quería a Jungkook solo para él. Era malditamente hermoso darle órdenes y que no pudiera hacer más que seguirlas, por el dinero y por la vida de su familia y la suya propia, por supuesto.

Jungkook, con un desagradable malestar de estómago, se levantó veloz y corrió hacia el baño donde vomitó todo lo que había consumido ese día. El pequeño detalle de no poder tragar el semen se le había pasado de largo, e imaginaba que a Taehyung no le causaría nada de gracia.

Taehyung subió su boxer y pantalón siguiendo los pasos del menor en dirección al baño, en donde observo a Jungkook vomitar con fuerza. ¿Y así se atrevía a decir que sus servicios valían mucho? Una gran estupidez.

—¿Qué comiste niño? Estás haciendo una escena patética —regañó cruzando de brazos en el umbral de la puerta—. ¿Y así te atreves a decir que tus servicios valen la pena? La gente de tu tipo siempre está diciendo mierda con tal de verse bien para la clase alta. Pero que se puede esperar de alguien sin futuro como tú —suspiró—. Ustedes sólo retrasan al país. Que desagradables ineptos.

—Si te callas la puta boca, igual y le caes mejor a la gente. Las personas como yo se ganan la vida como pueden —dijo con la respiración entrecortada—. La gente como tú infesta al país y le quita la paz que merece. Son ratas de cloaca que se meten mierda por la nariz y pierden el tiempo como buenos vagos.

Taehyung, con una sonrisa sumamente tétrica y forzada en el rostro, tomó a Jungkook por el cabello obligándole a levantarse. Una vez de pie, agarró al menor por el cuello y lo estrelló con rudeza contra la pared. Rebuscando en el bolsillo trasero del pantalón, sacó la revólver que siempre cargaba con él y puso la punta sobre los labios sellados por un mortal silencio.

—Pequeño hijo de puta, ¿siempre haces esto o solo quieres fastidiarme? Hoy puedes hablar mierda, pero mañana a lo mejor y desayunas a tu madre en un plato de cereal —rió sin ningún tipo de gracia en su tono. Sus ojos desorbitados no tenían orientación ninguna,  y mucho menos cordura.

Jungkook se removió en su lugar más asustado que nunca. Siempre la ira terminaba pasándole factura.

—Escúchame bien, pedazo de mierda, tu vida no le importa absolutamente a nadie, así que puedo matarte y agregarte a mi lista. Yo soy alguien, el mundo sabe mi nombre incluso de la peor manera, si muero estaré en todos lados —sus palabras se cortaron de repente, mirando a Jeon de arriba a abajo con burla—. Pero si tú mueres, ni siquiera un perro callejero querrá dejar sus pulgas en tu miserable tumba.

Jungkook selló sus labios para evitar meterse en más problemas con Taehyung, si es que tenía la oportunidad de vivir para hacerlo.

—Soy el segundo jefe de la mafia más buscada de Corea, no me hagas perder el tiempo, y mucho menos me faltes al respeto. Si no sabes hacer tu trabajo y soportar las consecuencias, ve a morir de hambre como probablemente lo hacías antes de darle el culo a cualquiera.

Taehyung finalmente dejó libre a Jungkook, quien entre lágrimas se derrumbó en el piso. Taehyung le restó importancia y guardó el arma donde estaba inicialmente.

—Cuando termines tu ridícula telenovela, regresa a la cama. Por hoy ya ni siquiera tengo ganas de follarte, mínimo duerme conmigo —dijo sacudiéndose el cabello—. Espero que eso sí lo hagas bien.

Taehyung se retiró del lugar aún lleno de furia para dirigirse a la cama y descansar. Jungkook le había puesto los nervios de punta, necesitaba un largo descanso para olvidarse de ello aunque sea por un rato.

MR.V → [TK- 태국]   Donde viven las historias. Descúbrelo ahora