The people in the table, in the party, oh yeah

128 14 0
                                    

Por la tarde, Volkov decide ponerse por primera vez en una semana unos vaqueros, hecho esto, sale a comprar más vodka a la licorera, sumido en sus pensamientos.
La vida no era precisamente como pensaba de niño que sería.
Por un momento recordó Rusia, no era la persona más patriota del mundo, pero a veces...echaba de menos el frío.

Al llegar a la licorería, recuerda varias negociaciones en aquella puerta.
Aunque había ido mil veces por allí, siempre recordaba esos momentos.

De allí, decide dirigirse al badulaque a comprar comida y pienso para el gato.

Tiene a ese animal desde hace poco tiempo, lo encontró en la calle, era a veces un poco arisco, pero se dejaba querer. Volkov tenía poca imaginación por lo que no había pensado ningún nombre y simplemente lo llamaba "Kot" que significa gato en ruso.

A la salida revisa su cuenta.

-Tengo dinero suficiente para estar un año o dos sin trabajar, nunca he sido una persona que gaste mucho, no tomo vacasiones y suelo hacer horas estras, no se qué haré con todo esto.- piensa

De camino al coche recuerda las palabras de conway acerca de que tiene que cuidarse y suelta un resoplo.

-Qué demonios, vamos a comprar ropa nueva, nadie me espera esta noche en casa.- dice en voz alta, sin que nadie le escuche.

Aparca delante de la tienda de ropa cara, volkov es una persona austera, pero le gusta sentirse elegante.

-Buenas tardes señor, ¿qué desea?-

-Pues sinseramente señorita, no lo se, pero si estoy en una tienda de ropa es para comprar ropa-

La dependienta pone una expresión significativa como diciendo "ah, ¿si? no me diga, señor capitán obviedad."
A continuación, sonríe falsamente y vuelve a su puesto detrás del mostrador, donde comienza una apasionada conversación telefónica con alguna amiga suya.

Volkov no tiene ni idea de vestirse, normalmente escoge la ropa por colores, negro, granate, azul oscuro, marron, gris y negro siempre pegan entre ellos, pero le apetecía algo diferente, su vida estaba llena de una monotonía asfixiante y quería romperla.

Sin vergüenza alguna se pone una mano tapándose los ojos y señala en una dirección al azar, su dedo apunta hacia una chaqueta de piel de leopardo.

Por un momento duda de su idea.

-Bueno, ¿qué más da?, siempre puedo devolverla después.- piensa al final.

Elige su talla y la saca, ante la atenta mirada sorprendida de la dependienta, que en cuanto se da cuenta de que Viktor la mira, continúa con su conversación.

-Como lo oyes tía, que no me creyó, anda y que le jodan.-

Volkov está teniendo ideas, está cansado y por una vez se siente mayor.

-Vamos a ser atrevidos por una noche...¿a quién le podría molestar?¿Qué de malo tiene una noche?-

No deja al azar el resto del conjunto, ya suficientement extravagante era la chaqueta. La conjunta con unos pantalones blancos ceñidos y una camisa negra, no es muy destacable, pero lo más importante era la prenda estampada. Además, por añadir más color, de la sección de complementos de mujer, elige un pañuelo rojo.

Entra al probador y se lo pone, le hace gracia verse al espejo.

-Por dios volkov, mirate, parese que vas a ir al orgullo gay como cuando tenías 18 años. El ridículo que vas a haser si compras esto es demasiado.-

Se da la vuelta y se mira de espaldas, los pantalones blancos le marcan las nalgas, asique decide sacarse la camisa por fuera, atrevido, pero sin pasarse.

Después de unos minutos de debate interno, paga y sale de la tienda, con la ropa puesta.

La dependienta ya no estaba en llamada, no comenta nada del asunto, pero piensa "ay, la crisis de los cuarenta...o incluso cincuenta"

Nada más salir, se siente un poco ridículo. Cerca de allí había una clásica tienda de máscaras, se acerca allí con el coche y se decide por una sonriente, ligeramente lúgubre, pero no mucho.

-¿Y ahora qué?, ¿Qué voy a hacer así vestido un viernes por la noche? Debería irme a casa, subir el vodka, darle de comer al gato y dejarme de gilipolleses.-piensa sentado al volante.

Pero de repente se le ocurre una idea, una idea loca, que cambiaría la noche.

-Seria raro ver al jefe de policía en un club nocturno, pero a un tío raro con una máscara...no tanto.-Después de replantearse un par de veces lo que está haciendo, aparca en el Vanilla.

La discoteca había sido chapado un par de veces el mes anterior por avisos de venta de droga y exceso de puñaladas por metro cuadrado.

Entra, irreconocible. Las luces, risas, el olor de la bebida (no tan buena como su vodka del coche), le hinundan.

Sonríe debajo de la máscara. ¿Qué diría Conway si le viese así?
¿porqué no debía pasarlo bien?

La noche empezó bien, estuvo charlando con un grupo de chicas y una de ellas le dio su número, pero viktor usó el papel para limpiar la mesa.

No estaba interesado en tener pareja.

-Oye tío, deja de mirarle el culo a mi novia, gilipollas- sus pensamientos fueron interrumpidos por un hombre sin camiseta, que le dió un golpe en el hombro al tiempo que decía esto, de modo agresivo.

A Volkov no le interesan las peleas, esa noche no.

-Haha, te lo miraba a ti, guapo-dicho esto, guiña uno de sus ojos azul grisáceo a través de la máscara.

-Pero serás subnormal-

El hombre se va, avergonzado, de vuelta con su novia, mientras volkov ríe por lo bajo.

Había sido entretenido hacer eso.

Un rato después empezó a beber, los líquidos de colores y sabores diferentes hicieron efecto al cabo del rato en el resistente sistema del ruso. En algún momento de la noche, Volkov podía recordar a la mañana siguiente que había bailado con alguien interesante y que había echado un pulso, y había ganado.

Viktor volkov llegó a su casa cansado, pero satisfecho a las 5am.

-Deberia hacer estas cosas más a menudo, vaya noche- se decía a sí mismo, estaba borracho, despeinado y alguien le había vomitado en un zapato, pero daba igual.

Su alma había vibrado con la música alta, había liberado cosas que llevaban años encerradas en lo más profundo, ahora entendía porque la gente hacia esas cosas, era divertido.

Llegó a casa y se tumbó en la cama, así, vestido raro, se quitó la máscara y se durmió.

Dejar todo Atrás.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora