「Aciago」

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Xiao XingChen temblaba a cada estocada, su respiración entrecortada lo volvía incapaz de articular una palabra

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Xiao XingChen temblaba a cada estocada, su respiración entrecortada lo volvía incapaz de articular una palabra. Sus piernas fueron abiertas y sus muñecas atadas y colocadas sobre su cabeza, los lascivos sonidos que salían inevitablemente de su garganta daban ánimos a su opresor de seguir cavando dentro de delgado cuerpo ahora completamente dilatado debido a la gruesa masa que lo atacaba sin compasión, aquella era la cuarta vez que era penetrado sin piedad, ya había llegado al punto en el que dejó de luchar, los moretones en sus brazos y abdomen además de los rasguños en sus piernas y la irritación en sus pezones fueron más que suficientes para volverlo dócil y obediente.

Al principio intentó defenderse, se cubrió como pudo mientras era despojado de sus prendas, intentó atacar a Xue Yang incluso logro tirarlo de la cama, pero cuando quiso golpearlo con la silla rota la cadena que lo mantenía sujeto al catre en el que dormía fue jalado por la persona en el suelo dejándolo una vez más en desventaja.

A Xue Yang parecían no importarle las suplicas que recibía, eran más bien una especie de carga que le permitían seguir con su trabajo, antes de terminar con la cuarta ronda puso sobre sus hombros las blancas piernas del mayor y sin salir de su interior se acomodó en una posición que le permitía llegar más adentro, volvió a mover sus caderas golpeando con fuerza el punto sensible de XingChen provocando que nuevamente su cuerpo se volviera loco ante las caricias. Los movimientos eran fuertes y serteros, Xue Yang solo necesito besar los suaves labios del hombre debajo de él para llegar a su límite.

El cuerpo de Xiao XingChen se contrajo al recibir la cuarta eyaculación, su abdomen dolió y sus piernas temblaron —Ahg... —jadeó mientras él también se liberaba.

Xue Yang estaba agotado, salió del interior de Xiao XingChen y se dejó caer junto a él, el mayor intento cubrirse con sus manos mientras apartaba la sabana húmeda que estaba debajo de su cuerpo, utilizó una de las esquinas para limpiar suavemente su delicada entrada que ya había terminado de desechar el líquido caliente que alojaba luego se acosto dándole la espalda al menor que inmediatamente le rodeó la cintura con su brazo y hundió su rostro en su cuello depositando un beso sobre la piel de esa zona —¿Recuerdas cómo nos conocimos? —pregunto de repente luego obligo a Xiao XingChen a mirarlo a la cara tomándolo del mentón y girándolo bruscamente —¿Sabes dónde estamos?

El mayor lo miró confundido, era lo mismo cada uno de los malditos días que había estado ahí encerrado, cada acción de Xue Yang era confusa, lo golpeaba como si quisiera matarlo pero sin llegar a hacerlo, lo besaba y acariciaba pero también lo ería a la fuerza y después, hacia las mismas preguntas sin sentido, como si nada hubiese pasado, como si fuera algo completamente normal, de repente, un vago recuerdo atravesó su mente, cual estrella fugaz el firmamento, si bien hasta ahora le había parecido que las preguntas que Xue Yang le soltaba de pronto eran bastante extrañas y sin un trasfondo exacto no esperaba que realmente lo estuviera poniendo a prueba. Pero no era posible, el lugar en el que se habían conocido fue un pueblo con menos de veinte habitantes en una de las zonas más remotas de china, una vieja aldea que no tardó demasiado en quedarse sin gente puesto que poco a poco las familias migraron a la ciudad en busca del empleo que ahí no podían conseguir, incluyendo la suya.

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