「Reencuentros」

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Cuando Xiao XingChen despertó todo a su alrededor estaba completamente oscuro, la posición incómoda en la que se encontraba atado a un silla le dificultaba moverse sumado  que su delgado cuerpo tiritaba debido al frío que se filtraba por las desga...

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Cuando Xiao XingChen despertó todo a su alrededor estaba completamente oscuro, la posición incómoda en la que se encontraba atado a un silla le dificultaba moverse sumado  que su delgado cuerpo tiritaba debido al frío que se filtraba por las desgastadas paredes. —Mierda —pensó. No sabía que era lo que estaba sucediendo, donde se encontraba ni porque, su respiración se agitó levemente pero trató de mantener la calma mientas intentaba recordar lo que había sucedido la noche anterior. Sin embargo las lagunas eran enormes y apenas podía conectar segundos de lo que seguramente había sido un día entero, recordaba haber preparado palomitas de microondas, haber salido por la noche y haber caminado por un parque, eso era todo. Y era nada.

Poco a poco entraba en desesperación, XingChen trató de hablar, pero la mordaza en su boca se lo impidió así que solo pudo gemir y jadear tan fuerte como la poca fuerza que tenia se lo permitió.

Los segundos se convirtieron en minutos que pasaban a la velocidad de las horas, su desespero creció con locura, la impotencia y el miedo se apoderaron de su cuerpo temiendo lo peor, sus ojos comenzaron a arder, sus pies y manos intentaron liberarse, pero las firmes ataduras no cedieron, siguió forcejeando con prisa ignorando el dolor que esto le causaba en sus extremidades hasta que los estrepitosos movimientos que realizaba acabaron por romperle una de las patas al asiento en el que se encontraba cautivo provocando que cayera de cara contra el suelo.

Entonces, alguien, detrás de él, encendió la luz. Y junto a una carcajada avanzo con pasos sonoros hacia el frente —Te vez patético ahí —dijo la voz de la persona que sin gran esfuerzo estabilizó nuevamente la silla —¿Qué pasa? ¿A dónde se ha ido tú sonrisa? —preguntó jocoso

Xiao XingChen solo pudo mirarlo, sus ojos bastaban para expresar la angustia y confusión que sentía en ese momento, Xue Yang volvió a reír, con su mano derecha atrancó el asiento y con la izquierda empezó a deshacer el nudo en el respaldo, con esto el mayor quedo libre o al menos eso fue lo que pensó, apenas el menor dejo caer la soga lo empujó a un lado e intentó escapar, por un segundo creyó que lo lograría, pero solo pudo avanzar un metro de distancia antes de caer de nuevo esta vez debido a una cadena atada en su tobillo izquierdo. Siguió con la mirada el camino de metal hasta una cama.

—A-Yang ¿Qué...qué significa esto? —cuestiono aterrado, el nombrado solo lo veía sin alguna emoción en el rostro —¡Respóndeme carajo! ¡Xue Yang!

Un escalofrío recorrió la espalda del muchacho al escuchar su nombre completo ser pronunciado por los labios de quien en algún momento consideró la persona más especial en su vida. Sus pies avanzaron por si solos al igual que sus brazos, cegado por el enojo tomó a Xiao XingChen del cabello y lo levantó con fuerza a la altura suficiente para obligarlo a pararse para luego ser lanzado a la cama a la que estaba encadenado. Su cuerpo tembló al ver nuevamente al menor a los ojos, un par de iris completamente oscuros que en ese momento carecían de brillo, o de alma.

Xue Yang pasó su mano derecha entre las hebras de su cabello azabache revolviéndolo un poco, sus largos dedos sobaron la cien del muchacho para después cubrir su rostro y tallarlo hacia abajo.

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