•Prólogo•

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No soporto el trabajo de mi madre, y nunca lo haré. Ya que es en nuestro maldito apartamento, uff nadie sabe lo mucho que odio este apartamento, esta ciudad y sobre todo el puto trabajo de mi madre. Y lo que más rabia me da de todo es que un trabajo muy honrado en nuestra sociedad ya que es una maldita psicóloga.

¿ Y sabéis por qué lo odio tanto? Pues os lo explicaré.

Cuando yo nací ella y mi padre trabajaban... en una consulta, joder no en una casa; pero bueno empecemos por el principio. Más o menos crecí feliz hasta hace un puto año, ya que mi padre tuvo la mejor idea de enrollarse con una paciente diez años más joven que él, pero eso es lo de menos. La verdad es que me importa una mierda con quien se haya enrollado, pero por su culpa nos tuvimos que mudar ya que mi madre cayó en depresión y en vez de dejarme con el cabrón de mi padre me tuvo que traer hasta Londres y ahí es cuando llega mi odio a su trabajo, incluyendo que llevo un año sin entender casi una mierda de lo que dicen mis compañeros, incluyendo que tengo dieciséis años y que en Barcelona donde esta mi vida también estaba el chico del que llevaba enamorada desde los tres años y que por fin un día antes de que tooodooo se fuera a la mierda me había pedido una puñetera cita, incluyendo todas esas cosas, lo que más me fastidia es que ahora siempre mi casa este llena de gente que tiene verdaderos problemas y que yo no tengo porque escuchar.
Pero lo más fuerte de todo es que cuando mi madre le da las depresiones estas por mi padre, entonces yo me tengo que hacer cargo de su trabajo - que debería de estar prohibido - y escuchar a la gente está que me saca de quicio, ¿no se puede parar nadie a pensar que yo también lo estoy pasando mal? Por supuesto que no, una chica de dieciséis años como ya he dicho, no tiene problemas... ¡UNA MIERDA! -milésima vez que lo digo- Creo que en esta etapa de la vida, en la adolescencia, los problemas abundan más que cuando eres adulto, ya que la adolescencia es el proceso que hay para llegar a ser maduro y ser un adulto, pero con tanto problema y que nadie te ayude te vuelves rebelde e inmaduro y la culpa no la tengo yo, la tienen mis padres, que encima ya siendo psicólogos me podrían preguntar al menos como estoy, pero ni eso.
Son unos egoístas y ya estoy cansada de sus paranoias y sobre todo de mi madre, o cambia el chip y volvemos a Barcelona donde esta mi gente o verá lo que Amy, o sea yo, puedo hacer. Porque ya he aguantodo un año aquí y no
pienso aguantar dos.

No me lo esperabaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora