3 Miedos que te impiden seducir

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Desde cierto punto de vista, defino la seducción como un proceso en el cual convertimos un deseo en acción. Por desgracia, miles de personas tienen geniales ideas y deseos que no convierten en acción, deseos que matan en sus mentes por diferentes tipos de miedo:
+ Deseo decirle algo bello pero no lo hago por miedo a parecer demasiado interesado.
+ Deseo proponerle algo, pero no lo hago porque quizá no sea correspondida.
+ Deseo hacerle sentir algo especial, pero no lo hago porque quizá me malinterprete.
Por no mencionar los deseos relacionados con dejar un trabajo, hacer un viaje, empezar unos estudios… Miles de personas, cada día, matan sus deseos sin convertirlos en acción. Un “deseocidio” cotidiano.
Es cierto que muchas personas quisieran mostrar su interés, hacer sonreír o dejar huella en alguien de un modo distinto a lo habitual y no tienen miedo a hacerlo, pero para ello hace falta creatividad, uno de los recursos infinitos del ser humano, pero que no siempre está disponible. ¿Cómo mejorar la creatividad? No es el tema principal de este artículo así que no me extenderé, pero uno de los modos que recomiendo es exponer al cerebro a estímulos creativos no pasivos.
Es decir, no sólo leer sino también escribir. No sólo ver deporte sino practicarlo. No sólo ver obras de arte sino dibujar. ¿Entiendes, no?
Dicho esto, ¿qué miedos nos impiden mostrar interés, especialmente con un gran detalle como el descrito en el ejemplo? A continuación abordamos estos aspectos.

La sabiduría popular reza: “quien muestra el hambre no come”. Que puede resultar poco beneficioso mostrar nuestro interés es una de las primeras creencias conscientes o inconscientes que afloran cuando empezamos a lidiar con la seducción en la adolescencia.
Tiene su explicación: cuando estamos mostrando interés, y más al tener un bonito detalle con alguien, estamos subcomunicando: “tienes mi atención”. Sin embargo, a nuestra naturaleza deseante le resulta más fácil desear aquello que no tiene. Para bien y para mal, anhelar algo o a alguien provoca una vorágine de emociones que han originado buena parte de la literatura universal, y que en ocasiones provocan adicción (de ahí la adicción al sufrimiento que vemos en personas enganchadas a alguien que no les trata bien). “no se puede desear lo que ya tienes”.
1.1 Contraargumento:
Distingamos dos preguntas: «¿qué nos provoca deseo?» frente a “¿qué nos provoca satisfacción?”. Las respuestas son distintas. Para “desear” lo que tienes, debes apreciarlo, y eso exige cierta experiencia y capacidad para identificar qué te provoca no sólo deseo cortoplacista sino satisfacción largoplacista. Características que se ganan con la madurez. Quizá por eso, una vez más podemos citar la sabiduría popular que manifiesta: “las chicas tontean con el malo, pero terminan con el bueno”.
¿A qué lleva el miedo a parecer demasiado interesado? A estrategias absurdas. Les cuento una anécdota.
Me contaba, una chica bastante atractiva acostumbrada a que los chicos vayan detrás de ella, que le gustaba un chico italiano. Coincidía que iba a ir con otras amigas al pueblo donde estaba él, ya que al parecer tenían amigos comunes. Me dijo:
“Cuando le vea, haré más caso a sus amigos, para que así no me vea demasiado interesada y venga a por mi”.
“¡perfecto! ¿y puede ser que él siga la misma estrategia, haga más caso a otras chicas con el fin de gustarte a ti, y absurdamente hagáis caso a personas que no les interesan con el fin de que les hagáis caso entre ustedes?”
En otras palabras: para gustarte hago como que no me gustas. Cuando dos personas siguen esa estrategia, lo que termina pasando es que al final no sucede nada. Una historia llena de posibilidades que nunca llevará a nada porque ambos juegan a engañarse acerca de sus verdaderos deseos.
¿Qué recomiendo? Que vayas más allá de seguir tus deseos primarios y trates de buscar aquello que te dará satisfacción. Para ello necesitas autoconocimiento, experiencia y honestidad. O lo que es lo mismo: madurez.

2. Miedo a no ser correspondid@
Argumento:
A nadie le gusta jugar al tenis solo. La autoestima no son independientes de la reacción de los demás. Por lo tanto si yo ofrezco algo pero no recibo, me siento mal porque alimenta mi creencia negativa de que “no soy atractiv@”, “no soy chévere”, “no importo”, “no piensan en mi”. Lo mismo que puede suceder cuando recibimos un rechazo. Por lo tanto la estrategia más segura es no invertir, no tener detalles, no comunicar, matar mis deseos… porque así no me expongo a que me rechacen y por tanto mi autoestima queda resguardada.
Y claro, si esto afecta con un pequeño mensaje que muestre interés, mucho más evidente resulta con un detalle grande o extravagancia como la que hemos usado de ejemplo, una mayor inversión implica mayor riesgo de fracaso.
2.1 Contraargumento:
Se nos olvida sin embargo, que quien no comunica, no se emociona, no se arriesga, no saborea… por miedo a salir herido, termina no viviendo. Y de este modo termina herido igual, pero sin haber comunicado, sin haberse emocionado, y sin haber saboreado.

Como Ser Un CaballeroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora