🌀 "Instinto maternal" 🌀

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Luego de curar sus heridas en el hogar de una dulce bruja, a tempranas horas de la mañana, y sin avisarle a la chica, siguió con su viaje por aquellos bosques.
Un extraño dolor en el pecho le guiaba, y le hizo caminar hacia una dirección por varios días.

El escenario dejó de ser un bosque, y pasó a ser un prado, con una pequeña montaña con un arbol de duraznos. Y junto aquel arbol, una silueta femenina; alta, con unas hermosas alas en la espalda, y con la piel y cabello de tonos grisáceos.
El dolor en el pecho fue muy fuerte, sabía exactamente de quien se trataba a pesar de nunca haberla visto.

- Ten cuidado, Agus, no podrás hablar con ella,,, está corrupta por los males del mundo y por castigo divino. -Murmuró el ave que viajaba a su hombro, pues ella sí conocía bien a aquella dama. Reconocia a su tía.

- Lo sé,,, Estoy aquí para liberarla, ella no se merece vivir de esta manera. -Una lágrima abandonó su ojo, ¿de verdad tenía que hacer esto? Era muy cruel, matar a la mujer que le dio la vida, y más aun sin nunca haberla podido conocer antes.

El albino le hizo una seña a su compañera, para que se alejara de momento del lugar. Para así acortar distancia con la mujer.
La misma no tardó en voltear, y mirar con enojo a su hijo. En ese momento no lo reconocía, y decidió atacar.

El ataque de la ángel consistía en unas llamas azules, las cuales cubrían su cuerpo y las lanzaba para atacar.
Lanzándolas en rafagas hacia el chico, el cual evitaba rodando hacia los lados; pero por la presión del momento, y todos los sentimientos que tenía, varias le dieron. Quemandole partes de la ropa.
Cada flecha que le disparaba simplemente se desintegraba, era imposible, parecía no tener un punto débil.
Pero en mitad de todo, recordó una de las enseñanzas de Gregory. "Siempre vigila a tu presa, solo así sabrás donde puedes atacar."
Eso es, tenía que centrar su mirada en ella, y encontrar algun flanco. Que para su suerte existía, solo que era muy difícil de ver y acertar.

Cuando lanzaba cierta cantidad de fuego, su 'defensa' desvanecía por tres segundos. Y por lo visto, no se movía mucho. Aparte, sólo tenía cinco disparos antes de que eso sucediera. Bien, el plan ya estaba hecho.

Esta vez cargó su arco con una unica flecha, y esquivó cuatro de las cinco llamas. Cuando ya estaba por lanzarle la última, disparó, a la par que su madre. Agus recibió la llama de lleno, lastimando su cuerpo y un poco su vista. Pero su madre, Ayame, ella fue atravesada con la flecha en el corazón. Cayendo de rodillas.
Inmediatamente, el albino corrió con su madre, la cual estaba recobrando los colores; liberándose de su maldición.

- Esto,,, estoy,,, -Murmuraba moribunda, escupiendo sangre de la boca. Posando su mirar en la cara de su hijo, identificándolo inmediatamente, pues sus rasgos eran muy parecidos. Para luego poner debilmente su mano en la mejilla del menor, acariciandola con su dedo pulgar.- G-gracias,,, hijo mio,,, gracias por,,, salvarme de esta tortura,,,

-El albino abrazó el cuerpo de la mujer, sollozando.- Lo siento, lo siento,,, -Susurró, dejando escapar varias lagrimas, incluso de la cuenca vacía; de la cual brotaba sangre.-

Ayame correspondió como pudo el afecto de su niño, mas fueron unos segundos antes de que la flecha hiciera efecto y acabase con el sufrimiento de ella.

Agus cargó el cuerpo de su madre debajo del durazno. Donde le daría descanso eterno.

Sus ultimas palabras al terminar de enterrarla fueron: "Madre,,, ¿algun dia podre ser tu hijo,,,?"

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