Amando A Tres Uchiha. (Sasunaru, Itanaru Madanaru ) By Elizechan.

Capitulo 32

Y fueron tres

Madara deslizó sus  varoniles manos por las mejillas enrojecidas del joven  rubio acariciandolas con dulzura mientras le devoraba con la mirada.   Un ligero gemido se escapó por los labios del menor que estremeció la temple del adulto incitandole a tomar más que sus mejillas.

Madara gruñó ronco acercando su boca la delicada piel del cuello juvenil, los labios acariciaron y humedecieron con tortuosa calma aquel lugar. Se iban deslizando lentamente hacia abajo en un camino húmedo de besos y lamidas que encendían con rapidez el fuego entre esos dos cuerpos.

Naruto gemió gustoso dejando que sus pezones cayeran en manos del mayor. Sintió los labios de su pareja envolverles en un cálido abrazo, succuonandolos una y otra vez hasta volverlos totalmente duros.

—Madara... —gemia glorioso — Yo soy muy sensible ahí... por favor —intentaba en vano pedirle que se detuviera, el lo deseaba mas que nada.

—Vamos Naruto dejame demostrarte que yo puedo hacerte sentir mejor que un par de adolescentes —gruñó en su oído por unos instantes con voz seductora, estremeciendo cada cabello rubio hasta la raíz.

—La tendrás difícil, ellos... ellos —hablaba jadeante —fueron extremadamente buenos, nunca sentí nada igual.

—Con que crees que un dúo de mocosos me puede ganar —sonrió el adulto de forma prepotente llevando sus labios hasta el abdomen del rubiales y bajando entre besos y varias hasta la pelvis descubierta —Te enseñaré que esta muy equivocado.

Naruto no tubo tiempo de nada, solo a gritar desde lo más profundo de su garganta, deleitandose con el placer exquisito de esos labios en la punta de su miembro.

Madara coloco en lacomisura de su boca el erecto miembro del rubio para introducirlo completamente en su cavidad, iniciando un feroz vaivén de labios.

El muchacho se retorció palateando gustoso, mordiendo sus labios por no saberse expresar bien, dejando su mente nublarse y la razón desaparecer.

Abrió la piernas, sujeto sus pezones con ambas manos y grito con ganas sintiendo su placer explotar en la húmeda boca del tío de su mejor amigo.

—Me... voy... a.... —gritó o al menos trato de hacerlo pero la imponente mano del adulto cubrió su boca deslizando tres dedos dentro de ella.

—¡Lamelos! —Ordenó autoritario.

El joven acato la orden, su lengua traviesa recorrió la tercera cifra con goloso deseo, subiendo y bajando después, llenadola con su saliva.

— Tu cuerpo joven es tan delicioso —admitió sincero saboreando el resto de la corrida en su boca.

Retiro los tres dedos alzando por consiguiente las piernas del menor, abriendolas hasta quedar entre ellas, su rostro bajó en dirección aquel hoyito regalandole una lamida en toda su dimensión.

—M-madaraaa....

—Tranquilo pequeño  te prepararé bien —aseguró antes de sin mucho detenimiento escupir algo de su saliva y semen que tenía en su boca —Tu propios fluidos nos ayudarán —Metió dos dedos hasta el fondo, masajeando con la otra mano el miembro semiflacido del joven rubio.

—Ehh dime Naruto... ¿te gusta?

¿Qué si le gustaba? ¡Le encantaba! Esos dedos estaban llegando a donde nunca nadie había tocado de esa forma. Eran tan malditamente largos que sentía a la perfección sus paredes comprimirse a su alrededor.

—Por favores... quiero —suplicó encarecidamente —¡Sentirte dentro!

—Eso quería oír —respondió con el ego por todo lo alto. Tantas veces había soñado con ese momento, el instante en que su cuerpo y el del dulce niño de ojos puros se hicieran uno. Sonaba pedofilo pero... esos ojos le habían encantado como nunca antes, ellos le hicieron cambiar. Se había enamorado como loco de un niño, uno al que le doblaba prácticamente la edad.

Se abrió paso lentamente entre aquellas cálidas paredes de carne que abrazaban su virilidad con gula, estaba tocando al fin ese paraíso que sintió prohibido y lejano una vez ahora ya no... Entonces lo olvidó todo, que el era un adulto, que estaba haciendo el amor con un niño y que por el desespero había olvido algo importante. Ahora sólo eran el y Naruto, dos cuerpos amandose, besándose hasta no ver final, compartiendo el uno con el otro su felicidad.

¡Que le importaba si sus dos sobrinos también le amaban! ¡Que le importaba si Naruto no podía pensar sólo en el! ¡Por ese sentimiento de satisfacción, de plenitud y gozo el estaba dispuesto a aceptar jugar con niños... dispuesto a ser más de tres.

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—¡¿Itachi se puede saber porque razón me has mantenido aquí toda la maldita noche?! —interrogó Sasuke.

El médico le devolvió una sonrisa despreocupada.

—Para tener sexo no fue —se encogió de hombros riendo.

—¡Itachi¡—advirtió el menor. Más le valía dejarse de juegos y soltar la sopa.

Itachi camino hasta la cama de sj hermanito donde este yacía sentado esperando una explicación. Suspiró una vez más antes de decirle lo que tanto quería saber.

—¿Qué pasaría Sasuke si más que que sólo tú y yo, fuera alguien más, si otra persona también ocupara el corazón de Naruto?

—Itachi eso es prácticamente imposible, conosco a mi dobe mejor que nadie y si hipotéticamente alguien más tuviera su amor yo... —bajo la mirada —me desaría de él. Escucha Itachi, te acepte a ti por ser mi hermano y te amo como a mi mismo pero a otro mas no lo aceptaré.

—Aún si Naruto fuera feliz con él.

—Aún si lo fuera.

—Y si esa persona de la que hablamos existe y su nombre fuera Madara ¿qué harías?

Sasuke no dijo nada, solo se limitó a mirar el techo. Itachi le observaba curioso, su hermanito resultaba demasiado más celoso de lo qor imaginaba, quizá el si sería un problema en el futuro.

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—Madara —susurro Naruto con dulzura —¿Y como serán las cosas de ahora en adelante?

—¿Qué quieres decir?

—Es que yo soy uno y ustedes tres —dejo escapar un breve suspiro. Se Sentía tan seguro en los brazos de aquel hombre maduro que aunque no deseara arruinar el momento debía hacerlo.

—Eso es sencillo mi dulce Naru —beso su frente — Solo tienes que aceptar que eres damasiado para uno solo. Tu necesitas tres Uchihas para ser feliz.

—Supongo que tienes razón —bostezo ruidosamente.

El mayor le abrazo por la cintura con cariño mientras que el joven se acurrucaba en su pecho.

—Yo no suelo equivocarme —le beso en los  labios —No lo haré cuando se trata de ti.