𝐈𝐧𝐟𝐢𝐧𝐢𝐭𝐨

2.6K 162 30
                                    

─Entonces... ¿te quedarás aquí, Annie?

El sujeto frente a ella tenía una mirada un tanto entristecida.
La chica ojiazul miraba al suelo al momento de escuchar esa frase, al verle directamente, notó al joven algo triste. Sus ojos cafés lo delataban... aunque quizá no intentaba ocultarlo.

─Sí, así es, Reiner.─contestó la rubia tras unos segundos. Aunque pareciera ser una respuesta cortante, el contrario sintió algo de pena en la misma. Como si el que le hicieran aceptar ese hecho en voz alta la dejara indefensa.

─¿tan importante es Eren Jaeger para ti...?─soltó una pequeña risilla, haciendo sentir un tanto enojada a Leonhart, aunque uno no se lo podía tomar en serio debido al rubor en sus mejillas─oh, no me lo tomes a mal. Es que simplemente... nunca te había visto en esta faceta.

Guardó silencio, la chica le observó. Realmente no dijo mucho, pero ella entendió perfectamente lo que quería expresar. No era de dar cariño, pero sintió, en ese momento, ganas de abrazarle. Y eso hizo, lo abrazó. Braun se paralizó casi de inmediato, pero no la apartó.
Correspondió. Unas lágrimas se resbalaron por sus mejillas, dando a entender sus sentimientos al respecto.

─Sé feliz, Annie. No tienes la culpa de haber nacido en Marley. De todo el tema de los nueve titanes cambiantes, de haber sido, desde pequeña, obligada a hacer estas cosas militares... nada. Si es esto lo que quieres hacer, adelante.

Tras ello, Reiner tomó una bolsa y la puso sobre su espalda. Ahí se encontraban recuerdos del pasado, pequeñas cosas que conformaban lo que alguna vez fue comodidad para su persona.
Salió de aquella cabaña, una que muy a duras penas podía mantenerse en pie. Miró hacia atrás una última vez, viendo a Annie sonreír... y lo hacía sinceramente.

Reiner no sabía que haría a la hora de volver a su hogar.
Su estancia en la tierra era cada vez más corta, restándole algo así de seis años de vida. 
Quizá volvería a casa... o quizá se iría hacia alguna parte del mundo. No le debía nada a Marley, y viendo que Annie había encontrado algo verdaderamente importante en el supuesto territorio enemigo... quería explorar más allá de lo que conocía. A lo mejor corría con la misma suerte que su compañera, y hallaba algo que de verdad quisiera él.

──────────────────

Lo último que se hubiera esperado Eren aquella lluviosa noche, era volver a ver a Annie Leonhart. Ahí, con la ropa de su amiga pelirroja, se posaba ante él una chica con la que inclusive había soñado con ver una vez más. No pasó ni un segundo antes de que saltara de su asiento y fuera a abrazarla. La contraria solo pudo apuntar a recibir el cariño del joven de cabellos castaños, sonriendo como una niña pequeña.

─También me da gusto verte, tonto─la voz de la ojiazul denotaba su ya muy evidente felicidad. Eren simplemente siguió abrazándola, entonces, ella correspondiendo el mismo. No duró tanto, quizás unos 20 segundos, pero se sintió más largo. Tras ello, se separaron. Se miraron a los ojos, aunque en un primer momento ninguno dijo nada.

Tenían mucho que decirse el uno al otro, pero no sabían muy bien como comenzar. 

─¿cómo... cómo fue que sobreviviste aquella noche, Annie?─No era exactamente lo que quería decir al iniciar una conversación con la chica, pero era un inicio. La rubia se sorprendió un poco por la pregunta, pero inmediatamente le encontró sentido a que se le preguntara eso. Después de todo, la última vez que se vieron ella estaba siendo devorada por titanes.

─B-Bueno... es una explicación un tanto larga... ¿podemos tomar asiento?─Quería tomarlo de la camiseta y besarlo, lo había estado deseando por muchísimo tiempo, pero no era el momento... y sincerándose consigo misma, sentía miedo de ser rechazada por la única persona que había amado a ese nivel. Si tan solo supiera que el contrario quería lo mismo...

Haciendo caso a la rubia, Eren, tímidamente, le invitó a sentarse en un pequeño sillón frente a él, viéndose cara a cara mientras el calor de la chimenea los envolvía agradablemente. Annie miraba descaradamente cada parte del cuerpo del castaño. Viendo que había crecido mucho, sus brazos, aunque estaban cubiertos parecían ser más anchos, al igual que sus piernas. Su cara, que antaño era como la de un bebé, ahora tenía un aura mucho más madura, aunque seguía manteniendo cierto parecido con el pasado. Y esa sonrisa... que maravilloso era poder estar presente para verla...

─Ehm... ¿A-Annie? ¿pasa algo?─musitó el joven al notar las miradas de la chica. Esta última se sonrojó un poco y llevó su mano a su boca, fingiendo que tosia, quizás, para desviar el tema. "perdón, me perdí un poco", contestó sin poder sostenerle la mirada al ojiverde. Suspiró levemente y entonces procedió a contarle a Eren acerca de cómo se había librado de la muerte años atrás.

Mientras los demás escapaban, Annie estaba siendo devorada viva por los titanes. Aún tras que ya no podía verlos a la vista, la titán seguía luchando con toda su alma, ya que si cabía la más mínima posibilidad de supervivencia, ella quería tomarla... quería estar con Eren. No supo muy bien cuanto tiempo estuvo ahí, pero finalmente sus extremidades dejaron de responderle.
"Di todo lo que tenía... supongo que es todo" pensó. Casi comenzaba a llorar cuando de pronto... ¡PUM! alcanzó a ver una silueta titánica taclear a quienes la estaban asesinando.
Tirada, sin poder ver que estaba sucediendo, oía golpes, sonidos de carne siendo arrancada, pisadas contundentes, etc.

Tras varios minutos, todo quedó en silencio, dejando en el limbo a Leonhart. "¿qué demonios había sucedido...?" se preguntaba. De pronto, unas pisadas hicieron retumbar el suelo, indicando que quedaba un titán con vida. Se puso nerviosa a más no poder, así que decidió que saldría de su titán e intentaría escapar... aunque no hubiese casi ninguna posibilidad, quería dar todo lo que tuviese para salir con vida.

Entonces, antes de que hiciera su movimiento, una entidad la arrancó del titán, sacándola del cuello. Una mano enorme, con incontables heridas y que apenas parecía poder moverse... se asustó fuertemente, pero al ver quién estaba sosteniéndola, su corazón dio un vuelco.

─Hey... Annie...─escuchó débilmente desde dentro del titán. Normalmente esto sería imposible, pero tenía tantas y tan grandes aberturas y heridas, que incluso la voz del portador podía salir del mismo. Reiner Braun había sobrevivido al encuentro en la muralla María, aunque muy a duras penas y viéndose obligado a mantener su forma de titán para no caer en manos de titanes.

Era tal el tiempo que había estado así, que todas las heridas y golpes que le habían propinado otros titanes lo habían dejado como un cadáver andante, uno que se dedicaba a matar cualquier titán que se cruzara en su camino. El que se encontrara a Annie había sido pura coincidencia, pero alegró su corazón saber que no todos habían muerto aquel día.

─y entonces... él me llevó a un lugar seguro y ahí ambos descansamos de toda la mierda de los titanes por algún tiempo, y luego... él se fue─habló la muchacha. Obviamente omitiría la despedida que tuvieron y la razón por la que se quedó, aunque bueno, si uno analizara sus palabras hasta ese momento, era fácil de saber el porqué.

─Ah... me alegra tanto que hayas salido viva de aquel sitio... a pesar de todo el daño que Reiner provocó, no le odio. A veces me pregunto porqué puedo perdonar todas estas acciones, pero así es─alzó los hombros suavemente, con la mirada un tanto perdida, sonriendo sin saber bien la razón. Perdonar, ser tan objetivo y amoroso... así no solía ser él. De un momento para otro, pareció haber cambiado demasiado, como si algo o alguien hubiese interferido en él.

Shingeki no Kiojin: Dust in the windDonde viven las historias. Descúbrelo ahora