Silencio

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— Mierda... creo que ya está aquí...

Susurraba Annie.

Annie había tomado a Eren y lo puso debajo de la cama, junto con ella, estaban en una posición un tanto comprometida, el pelinegro estaba pegado en el pecho de la rubia para que no dijera ni una sola palabra.

El titán estaba en los alrededores de la cabaña, probablemente sólo pasaba por ahí de pura casualidad, pero era el mayor peligro para esos 2, no podían defenderse, sólo esconderse.

— creo... que medía unos 6 metros.

— ¿mhhhmhnhnh?

— No lo creo, me escondí bien.

Annie se dió cuenta que tenía a aquel chico entre sus "amigas" y comenzó a a sonrojarse a pesar de la amenaza que tenían cerca, era una chica muy extraña pero al parecer eso la hacía única. 

— Maldición, Annie, déjame respirar...

No le molestaba estar en dónde estaba, pero sus pulmones necesitaban algo llamado óxigeno.
Pasaron varios minutos, los 2 haciendo el menor ruido posible, cuando esucharon que el titán se alejaba lentamente, dejando aliviados a ambos, que por si acaso se quedaron  más tiempo ahí.

— Creo que ya estamos a salvo...

— Si... uh, saldré de aquí... te saco en un minuto.

Annie estaba algo sonrojada pero también triste y preocupada, ella no tenía derecho a sentirse cómoda con Eren después de haber asesinado a tantas personas, después de haber acabado con la vida de decenas de personas... aunque el chico no le tuviera odio, ella sabía que era un persona terrible y una asesina, pero sentía... algo.

— ¿Annie? Sácame de aquí...

— A-ah, perdón.

Al dejarlo en la orilla de la cama, la rubia notó que la pierna de Eren ya estaba un poco más larga que antes, y sonrió, pronto podrían largarse, aunque sería bastante difícil.

Leonhart estaba destrozada mentalmente, ¿cómo podría regresar a la muralla y que no la mataran?
No es que ella quisiera regresar, pero por Eren haría lo que fuera, aunque tampoco entendía ese sentimiento que tenía encima.

Se llamaba amor, pero esa palabra no estaba en su vocabulario.

¿Ese sentimiento era lo que Mikasa sentía hacia al pelinegro?

— Mikasa...

— ¿Dijiste algo?

— Oh, no.

Annie salió del cuarto, y de la cabaña en si, procurando que no hubiera ninguna amenaza cerca.

Era un bosque bastante grande desde dónde se alcanzaba a ver la muralla en la que todo el mundo se encontraba, aquel mundo que odiaba Annie.

— Ugh, maldita sea.

Debía pensar en algo para poder quedarse dentro de esa muralla, tal vez tenía un poco de suerte y los que sabían su identidad ya estaban muertos, o tendría que esconder su verdadera identidad... o dejar al chico e irse por siempre.

— No.

Se dijo a si misma tras pensar eso último, ya se había ensuciado bastante las manos con tal de que permaneciera junto a ella, no podría dejarlo ir aunque quisiera, lo cuidó durante días, lo alimentó lo mejor que pudo y se desveló vigilando a los alrededores.

— Eren se queda conmigo, cueste lo que cueste.

Dentro de la cabaña, Eren estaba viendo el techo, buscando algo con lo qué distraerse, ser una persona inválida era algo increíblemente aburrido, y más aún cuando se está solo.

— Demonios, mi maldita pierna va a paso de tortuga, así nunca me voy a recuperar.

Se concentró en su pierna y toda su energía se dirigió hacia ahí, y momentaneamente la curación se aceleró demasiado, llegando hasta el tobillo y fue cuando perdió la conciencia, dejando vapor por doquier.

— Maldición Eren, ¿ahora que hiciste?

Parecía que el chico no podía estar solo un minuto sin crear un desastre de la nada, pensando que había quemado algo, Annie corrió en su auxilio, para encontrar al chico en una posición algo linda, que le hizo sonreir de una manera que no era común en ella.

— Mierda, ¿porqué quiero acercarme...? M-mejor dicho,
¿porqué me estoy acercando?

La rubia se pone encima del desmayado e indefenso Eren,y apreciando su rostro, lo tranquilo que parecía estar, y se fue acercando a esos labios, ya no tenía control de si misma pero tampoco intentaba detenerse.

— Por una mierda, lo que faltaba, mutantes teniendo sexo.

Annie cayó en la cama al lado de Eren, poniéndose de pie casi al instante.

— ¡M-Mierda! ¡¿quién eres tú?!

Gritaba la ojiazul con algo de miedo, pero lista para atacar al desconocido.

— Soy Kenny, Kenny el destripador... bueno, al menos así me llamaban hace algún tiempo, ¿eres del escuadrón de Erwin?

— Podría decirse... por favor, Lenny, ignore lo que vió, el realmente no está despierto.

— KE - nny, no es tan difícil de recordar... y, espera, ¿lo ibas a violar?
Estás enferma... me agradas, pero bueno, tengo un problema, y olvidaré tu enfermedad mental si me ayudas.

— Sus deseos son órdenes, Sr. Kenny

— Si, si, ven para acá.

Ambos salieron por la puerta trasera
para ver a una chica pelirroja tirada en el piso, con golpes y rasguños en varias partes del cuerpo.

— Esta chica de aquí.... se llama...
Priet- Petra, me la encontré de casualidad entre los escombros de la batalla.

Kenny la tomó de la camiseta, y la levantó, mostrando su cara a Annie.

— Es algo linda, ¿no? Me dió pena matarla, aunque siendo sincero a sido una carga para mi.

Ackerman arrastró a Petra hacia adentro, sin pedir permiso, mientras la rubia miraba algo perpleja como trataba el hombre a la gente... aunque ella no podía decir mucho.

— La dejaré al lado del... ¿inválido? ¡woow! Estás que se te derrama la enfermedad, chica.

— M-Maldición, cierra la boca, Lenny.

— ¡KE - nny!

—————————————

— Eres un estúpido mocoso, Levi... ¿porqué tenías hacer eso?

Preguntaba el viejo Ackerman, mientras sostenía en sus brazos a su sobrino, quién se desangraba rápidamente pero sosteniendo una pequeña sonrisa en su rostro.

— C-creo que m-me e-equivoqué,
K-kenny.

— ¡claro que lo hiciste, imbécil! ¡TODAVÍA TENDRÍAS PIERNAS SI LO HUBIERAS ESQUIVADO!

— K-k-kenny, n-no quiero i-irme todavía, tío... por favor...

— Tranquilo, cálmate, Levi, me quedaré aquí, contigo.

— E-e-está... b-bien... Ken...ke...

Shingeki no Kiojin: Dust in the windDonde viven las historias. Descúbrelo ahora