Villancicos.

541 59 21
                                    

Notas de la Autora:

"12 dias de Navidad en Eden". Actividad del grupo Edén Slash DC que propone doce días para escribir historias para esas parejas que tanto amamos de DC en esta época de Navidad.

Día 2: Villancicos. (No me inspiré con las temáticas del día 2 así que una idea surgió con Villancicos del primer día y tuve que sacarla! Espero le guste, tiene un poquito de angst).

_______________________

Cansado de caminar por ese parque que tantas veces había recorrido, que tantas veces había visitado para las fiestas, un cansado Bruce se sentó con pesar en ese banco que solía recibirlo cada año desde que se había casado. Ya con su cabello grisáceo, arrugas marcadas en sus ojos y labios, y su cuerpo avejentado por los años, denotaban esa vitalidad perdida que antes había sabido disfrutar en sus años mozos. Miró con tristeza a su lado, con bastón firme, sosteniendo sus manos, y soltó un suspiro abatido. Desde hacía dos años que había perdido a su pareja, que se había ido al espacio exterior para no volver. Le extrañaba como no tenía idea, y cada noche salía a mirar el firmamento para esperarlo, porque muy en el fondo, siempre, creyó que un día volvería a él.

Pero no fue así.

Nunca supo que pasó, cuál fue su destino, lo único que conoció cuando se dio por vencido fue la furia, una ira incontrolable, y un enojo que le acompañó cada desconsolado día de su vida. No supo cómo manejar la pérdida, la impotencia, no ser lo suficientemente fuerte para idear algo, hacer algo. Y eso lo sumergió en un aislamiento atroz, lo transformó en un hombre más hermético y huraño de lo que alguna vez fue. Su sonrisa recobrada fue perdida, sus ojos brillantes se apagaron, y cualquier emoción que alguna vez sintió, fue enterrada en el fondo de su corazón.

La gente comenzó a evadirlo, a evitar dialogar con él. Cualquiera que le viera le temía. ¿Y cómo no hacerlo? Si prácticamente le ladraba a cada uno que quisiera acercarse.

Suspiró. Ya no tenía energías para hacer ese recorrido que cada año religiosamente había ideado con su pareja, ya las piernas no tenían ganas ni sus pulmones la fuerza. Se perdió en el aire condensado de su boca hasta que desapareció de su vista y se encontró tras la bruma con un rostro angelical, parado justo frente a él. La niña de mirada centellante le observó curiosa y no pudo evitar hablarle.

—¿Por qué estás triste, abuelito?

Bruce aguantó el aliento, hacía tanto que alguien no se dirigía hacia él. Y es que él mismo se había encargado de que así fuera.

—Mi esposo. Lo perdí hace algunos años. —No supo cómo fue que se atrevió a decirle aquello, tampoco como no la corrió como a tantos otros—. Lo extraño. —La amargura en su rostro se acentuó.

—¿Se murió? —preguntó inocentemente, y atreviéndose con confianza, se sentó a su lado.

—No lo sé. Se fue y no regresó. Temo que algo le sucedió. —Se animó a observarla y buscó con la mirada a sus padres, imaginaba que no estarían lejos.

—Oh —mencionó con pena y le miró como si la mejor idea se le hubiera ocurrido—. ¿Le pediste a Santa que lo trajera de regreso? Él suele dar esos regalos.

—Santa trae regalo a los niños buenos. Ya no soy un niño, y no he sido bueno últimamente.

Se sorprendió cuando la niña quitó un papel arrugado de su bolsillo y lo estiró para él. Bruce agarró el volante y leyó: "Coro de niños. Catedral de Gotham". Había una dirección y días y horarios en los que el coro cantaba. Le miró extrañado y la pequeña se explicó.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Jun 24, 2022 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

Historias BatlanternDonde viven las historias. Descúbrelo ahora