Segundo Papá.

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Notas de la autora:


Este Oneshot es el regalo prometido a Thalia Jordan por participar y ganar el segundo lugar en el juego: "¿Quién es este personaje de DC?". (En el Grupo Edén Slash DC). Espero haber captado la esencia de tu pedido y que disfrutes de tu presente. Con todo mi cariño para ti <3

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—Es mi culpa... Es mi culpa por ser un mal padre. —Hal sonaba afligido mientras presionaba un botón y dejaba bajar la ventanilla del auto hasta el tope para luego volverla a subir y bajar alternadamente con muy pocos segundos de diferencia—. No sé cuántas veces le hablé, cuantas charlas largas tuvimos en dónde los dos estábamos en silencio. —Recordaba que el pequeño le miraba arrogante y hacía oídos sordos a sus consejos como si no estuviera allí—. ¿Por qué? ¿Por qué Damian no puede estarse una semana sin meterse en problemas? ¡Maldición! ¡Yo era problemático en mi adolescencia! ¡Pero él me gana! —Se cruzó de brazos mirando hacia el frente.

—No eres un mal padre —contestó Bruce a su lado, manejando rumbo hacia las oficinas del Director de la escuela de sus hijos—. A veces eres impulsivo, dices cosas sin sentido, pero eso no te hace un mal padre.

—Siento que a veces- ¡Espera! —Se giró susceptible para mirarlo—. ¡Se supone que deberías apoyarme! ¿Cómo es eso que digo cosas sin sentido? —Aguardó unos segundos y en respuesta sólo obtuvo unos ojos en blanco—. ¡Bien! No sé para qué me gasto. De todas formas, es ¡tú! hijo, —Le picó el brazo para llamarle la atención—, así que ahora háblale tú. Es tu turno.

—Es nuestro hijo desde que firmaste los papeles. —Le regaló una mueca sutil y le miró de costado por unos breves segundos—. Hal, estás haciendo especulaciones antes de tiempo. No tenemos idea porqué nos citó el Director. Puede ser cualquier cosa. Así que esperemos hasta saber lo que sucedió y luego veremos cómo proceder.

—Bien, bien. Ojalá el señor Morris esté de buen humor y no haga su sermón demasiado largo. A veces me aburre escuchar tanta palabrería. Siento que la reprimenda la estoy recibiendo yo. —Se retiró su cinturón al ver que ya estaban a unos metros de ingresar al recinto—. Si se extiende, me disculparé con una excusa tonta y nos marchamos. O me llevo a Damian y te quedas tú escuchándole parlotear.

El lujoso coche del millonario entró dentro del parque del establecimiento y se acercó a la entrada principal para estacionar. Ambos héroes bajaron y se encaminaron a la sala que tantas veces ya habían visitado en los últimos meses.

—¿Y sabes qué más? —añadió el piloto alzando una ceja.

—¿Qué más, Hal? Ahora eres tú el que no deja de parlotear. No has parado desde que salimos de la mansión. ¿Alguna vez disfrutas del silencio? Se aprende mucho.

—¡Hey! ¡Soy tu esposo! Tu a mí me aguantas. —Le enseñó su anillo de bodas—. Muy tarde para quejas.

—Sí, sí. ¿Estoy a tiempo de pedir el divorcio? —Recibió un puñetazo en el brazo y le dolió—. ¡Auch!

—Tu sigue bromeando. —Se detuvo tras una puerta al ver el gesto de galantería de su marido que se adelantó para abrírsela. Se relajó ante ese detalle y cruzó la entrada con una preciosa sonrisa—. Yo ya no sé qué esperar de ese niño. Es una caja de sorpresas. ¿Recuerdas lo qué le hizo a ese abusivo que tenía aterrado a todo primero? ¡Hasta a mí me pareció original! JAJAJAJAJAJA —se descostilló de la risa sosteniéndose el abdomen.

Sin menguar su risotada, Hal dobló la esquina encontrándose precisamente con el niño del que hablaba, todo lleno de barro, cortes, magullones y un ojo morado. El señor Bennett, su padre, estaba a su lado abrazándole por el hombro y mirando con recelo a Damian que no dejaba de fulminar a su compañero con toda la ira posible. El menor de los Wayne estaba casi en estado impoluto, con una risa de suficiencia y unos ojos demoníacos que aterraba mucho al abusivo.

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