Llevaba cerca de dos semanas visitando la misma cafetería con la esperanza de volver a ver aquellos hermosos ojos verdes que la habían cautivado aquel día que había decidido refugiarse de una tormenta en ese mismo lugar... sin éxito, no solo no la había vuelto a ver, sino que, aunque había preguntado a las camareras de cada turno, nadie le había dado razón de aquella chica misteriosa de la que no había podido quitársela de la cabeza.
Resignada llegó a la conclusión de que quizás había sido un acto del azar y jamás la volvería a ver, hasta que una voz dulce la sacó de aquél trance en el que había caído, debido a que repetía aquel encuentro una y otra vez en su cabeza, -¿no vas a parar de preguntar por mí, no, acosadora?- sintió como una descarga de corriente le recorría todo el cuerpo, subía por su espalda y le cortaba la respiración, giró sobre sus talones y se encontró frente a frente con aquella mirada que le había robado el sueño ya varias noches.
No sabía que decir, sí, había visitado por semanas aquel lugar y preguntado a cada persona que podía sobre el paradero de la chica que ahora tenía en frente, pero de ahí a sentirse como una acosadora, pensó que aquella descripción no le hacía justicia.
Reorganizo sus ideas y se apresuró a hablar como si aquella acusación no le hubiera afectado, -tu billetera-, la sacó de su bolso y la estiró hacia su dueña, pero luego regreso su mano a su posición inicial para poder explicar el porqué de su insistencia en aquel lugar, -he venido aquí seguido ya que me queda de camino a casa y esperaba verte y devolverla-La desconocida me miraba confundida, como si la respuesta fuese obvia y solo yo no la había descubierto, se estiró hasta mí y tomo la billetera de mis manos y la abrió, la extendió hacia mí y me forzó a quitar la mirada de su rostro interponiendo la billetera entre nosotras, me tomo unos segundos enfocar mi vista y vi un número telefónico con un nombre, una dirección y arriba una frase con un "en caso de encontrarla, devolverla a:" todo rastro de inteligencia en mi cabeza se había apagado, ella ladeaba un poco la cabeza y me miraba esperando una respuesta de la cual desconocía la pregunta.
Unos segundos después, mis conexiones neuronales comenzaban a funcionar nuevamente y trataba de recuperar algo de dignidad que sin saber exactamente por qué, sabía que había perdido en ese sencillo gesto, -no quise invadir tu privacidad por eso no la abrí y decidí que, si me quedaba de camino y conseguía volverte a ver, te la entregaría en persona, o sino la dejaría en alguna estación de policía para que ellos te contactaran-.
Después de toda esa explicación la de ojos verdes volvió a cerrar la billetera y la guardo en su bolso, regreso su mirada para ver esos ojos azules que parecían haberse aclarado más desde el primer contacto, le resultaron extrañamente familiares, además su rostro ya no reflejaba tanta inquietud y la descartó como una amenaza, por lo que intento no ser tan irritable como se había sentido últimamente.Había visto a aquella mujer durante dos semanas frecuentar su cafetería favorita pero se había mantenido distante ya que el primer día antes de ingresar se había topado con una de sus amigas que era camarera en aquel lugar y le había advertido que alguien había estado preguntando por ella insistentemente, ahora todo tenía sentido, pero no terminaba de entender por qué había esperado tanto, si no había tenido respuesta, porque no simplemente devolverla a algún policía para que intentaran contactarla, ella mismo había ido a la estación a ver si alguien la había entregado, la había necesitado con tanta urgencia que aquella irritación estaba volviendo.
Aún así no quiso ser descortés con aquella que solo había querido tener un buen gesto así que solo le pregunto si le debía algo a la chica de aquellos ojos azules, y en un segundo ya se estaba marchando, no entendía que había hecho mal porque enseguida la mujer había adoptado una actitud defensiva como si la hubiera insultado, por lo que solo escucho un "de nada" mientras su hasta ese momento acosadora pasaba a su lado y la dejaba sin ningún tipo de explicación, volteo para ver cómo se marchaba y pensaba que por que se había tomado tantas molestias si no esperaba recibir algo a cambio, -en fin-, se dijo para sí misma, tenía lo que con tanta desesperación había estado buscando y ya podría dormir en paz, saco de su bolso y abrió nuevamente su billetera y de un pequeño compartimento sacó una foto doblada que hizo contraer su corazón, nada dentro de ella tenía tanto valor como aquella foto, la cerró y continuó con su camino.
En serio se había tomado tantas molestias para que aquella ojiverde pensara que solo buscaba una retribución económica, tan básica le dio la impresión de ser, la había idealizado por semanas imaginando su cara de felicidad al recuperar sus objetos personales, pero no, no solo la había hecho sentir ridícula por no haber hecho algo tan sencillo como abrirla y buscar algún contacto para devolverla, o devolverla antes a la estación de policía, no es como si hubiera pensado en quedársela para empezar, no necesitaba nada que estuviera ahí dentro, cerró los ojos en su cama y las imágenes volvían a ella como en una película antigua.
Efectivamente la cafetería le quedaba de camino a casa, pero jamás se había tomado la molestia de entrar, ya que lo único que quería era llegar a casa luego de una larga jornada, pero ese día llevaba papeles importantes encima que no podía permitir que recibieran aquella torrencial lluvia encima.
Así que en cuanto comenzó a llover se detuvo en aquella cafetería para refugiar aquellos documentos de su actual caso.

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Mi último argumento
ספרות חובביםKorra encontrará en la defensoria pública su amor por luchar a favor de los derechos de los más necesitados y en Asami Sato encontrará su derecho a luchar por el amor que necesita.