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A la mañana siguiente, Harry despertó en la habitación de invitados de la Mansión Prince que el frecuentaba, con una resaca de los mil demonios. Algo parecido pasaba con Severus, pero él se cayó de la cama al tratar de apagar el despertador muggle que había en su habitación.

Iba a quedarse durmiendo si no recordara la poción que había dejado reposando en el sótano, lugar donde estaba su laboratorio de pociones, decidió que se levantaría y tomaría la poción contra resaca que tenía en el mismo laboratorio. Después de lavarse la cara y a duras penas no golpearse contra el mástil que por alguna razón estaba en medio de la habitación, salió de la habitación y bajo las escaleras hasta llegar al sótano. 

Harry se sentó en la mullida cama, tallándose los ojos con una mano y con la otra tratando de sentir como estaban sus pelos ese día. Se levantó y camino hasta el baño, se lavo la cara con una expresión sufrida, demostrando lo tanto que le dolía la cabeza por la resaca. Iba a ir con Severus, para saber si tenía alguna poción para la resaca, pero al tocar la puerta de la habitación del susodicho nadie respondió, por lo tanto bajo hasta la cocina, donde un elfo, vestido de esmoquin con el escudo de la familia Prince, lo atendió diciéndole que el "Amo Severus" estaba en el sótano, con la cabeza metida dentro de uno de los armarios de pociones que poseía.

El primogénito Potter decidió tomar un café y luego ir a el laboratorio, lugar donde le llevaría a Severus un café. El elfo, de nombre Dagan, hizo los dos cafés y cuando Harry termino el suyo, bajo al sótano a darle su café a Severus.

El camino al sótano no era la cosa más bonita que había en la casa, el corredor, que a Harry le recordaba a las mazmorras en Hogwarts en ciertos aspectos, era oscuro, sin antorchas, no había cuadros, de repente te encontrabas con puertas que te podían dejar en cualquier lugar de la casa, por lo tanto tenía que caminar hasta el final del pasillo, y cada tanto una que otra araña te pasaba entre las piernas, "inofensivos animales que viven hace años aquí" según palabras de Severus. Aunque no se podía decir lo mismo del laboratorio, iluminado con una lampara de luz muggle, con una estufa a leña en la parte derecha del lugar para el invierno, con muebles de colores caoba barnizados, y los armarios donde las pociones abundaban tanto como los ingredientes. El lugar tenía una alfombra negra con bordados plateados, los armarios tenían un listón en la parte superior del color de todas las casa de Hogwarts, algunos tenían hasta cuatro listones, las paredes eran de un color beige y los calderos estaban tan cuidados como las ollas de la cocina.

Después de tocar la puerta tres veces, y escuchar un ahogado "adelante" por parte de un adormilado Severus, Harry abrió la puerta y entro. Severus tenía la cabeza apoyada en el escritorio donde una poción, Merlín sepa cual, reposaba. Harry se acerco a Severus y lo llamo, diciéndole que traía un café. Snape levantó la vista, mirando el ceño semi-fruncido de Harry, y se estiro como un gato. Tomaron el café en un silencio cómodo, tranquilo, como el que tenían la noche anterior, y Severus saco la poción que reposaba, la vertió en dos copas que tenía allí y le dio una a Harry.

— ¿Poción para la resaca recién hecha? —preguntó Harry.

— Si, tómalo, tendrá más efecto.

Se lo tomaron de un trago, asqueados por el sabor pero medio contentos por el obvio resultado que daba con los minutos pasados. Harry decidió que lo mejor sería irse a su casa, así que, despidiéndose de Severus, fue hasta el hall, tomo polvos flu, se adentro en la chimenea y se fue.

Cuando entro a la pequeña sala de su casa, vio todo vació, la cocina también. Decidió que estaría en la cocina, viendo que cocinar, ya que eran las once y tanto. Cocino algo liviano, dejo para Draco y comió.

Mientras lavaba su plato, llamaron por flu y fue a atender. Eran Remus y Sirius, Remus con una cicatriz nueva en la cara, finita como el grosor de una aguja pero profunda, en la mejilla derecha, Sirius con unas ojeras poco visibles pero allí estaban. Sus padrinos, los mejores amigos de sus padres, Harry miro por detrás de ambos, midiendo la distancia de la flu y si alguien llegaba, no se cayeran sobre él.

— Regulus no vendrá, cachorro. Tenía un par de cosas que hablar con Orión. 

Orión era el padre de los hermanos Black, el patriarca desde que Walburga Black había muerto, o sea, cuando Regulus estaba en su sexto año. Sirius y Regulus habían llorado hasta la migraña, mientras Orión hacía malabares entre el llanto de sus hijos, la desheredación del mayor y el funeral de su esposa, como una digna sangre pura.

No había logrado que pusieran a Sirius "nuevamente" en el tapiz, ya que Walburga había puesto en el testamento que Sirius "no volvería al tapiz ni cuando ella muriera", y, aún cuando el cuadro de Walburga había llegado un mes después a la casa, no lo pudieron poner.

— Papá, no me importa estar en el tapiz, de todos modos Andrómeda tampoco esta allí, ¿por qué su primo favorito si puede?

Por más que Orión no lo admitiera, el razonamiento de su hijo mayor, el bromista, el busca pleitos, el "me importa un bledo todo", el "traidor a la sangre", a ojos de su esposa, lo había sorprendido de sobre manera, que no pudo hacer más que abrazarlo, pidiéndole muchas veces perdón, llorando ambos por no ser lo que querían, prometiendo cosas que solo el de arriba sabía si se harían reales.

— ¡Sirius, Remus! —Harry salto sobre ambos, al escuchar la confirmación del tercer integrante Black que cada tanto se aparecía con los demás, no vendría.

— Hola cachorro —Remus lo abrazo un poco más fuerte, sintiendo el tenue aroma de aquel pocionista al que, en su pasado, su novio y mejor amigo habían molestado.

— ¿Y Teddy? ¿Y Teddy? ¿Y Teddy? ¿Y Teddy?

Harry saltaba de aquí para allá, preguntando como estaba su ahijado, un lindo bebé de pelos castaños ondulados, mejillas regordetas y ojitos grises.

— Esta durmiendo en casa de tus padres, cachorro, quería jugar un rato con Dalia y terminaron durmiendo juntos.

En la sala que Lily había colocado alguna vez para la diversión de Harry.

Harry les conto su nota máxima, su ansiedad porque esperaba que los medimagos lo llamaran para saber si podía hacer la pediatría con el sanador Tom S. Ryddle, especializado en el área y querido por todos los pequeños que acudían a él, y porque Draco llegará a casa para contarle.

Obviamente lo último había sido mentira, Draco lo sabía desde ayer y posiblemente se había ido cuando el fue a casa de Ron y Hermione.

Admito que los Weasley, no todos, sabían de esto y él quería que vinieran para disfrutar de un pequeño logro.

◇~◇~◇

Hola hola! Muy buenas noches criaturas de la magia, ¿cómo están? ¿Cómo los trata el frío? ¿y los de países calurosos?
Espero que todo este bien, estuve en un gran dilema los últimos cuatro días porque lo quería subir YA al capítulo, pero yo había dicho que lo subirís una semana después.
No cumplí la semana, porque me adelante un día, pero cumplí con el cap.

Espero les guste, siento que se ve un poco aburrido pero, tengo esperanzas, ah-

Feliz Navidad a todos :)💚

Ni me gustabas tantoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora