Capítulo 2

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Un Beso en Venecia

Capítulo 2

Sus orbes verdes barrían las páginas sin pudor, buscando algún error.

Porque algo que Sarah no podía negar, era su perfeccionismo. Quizá eso la llevó a donde está.

Nunca miró algo que no fuera su propio mundo. Incluso cuando estaba en un evento social, ella pensaba en nuevas historias, y eso la alejó mucho de tener relaciones.

Porque siempre estaba divagando pensando el por qué de las cosas, rasgo que fastidiaba a cualquier hombre.

Oye ¿Estás de acuerdo conmigo en que el cambio es la única constante universal? –dijo Sarah viendo por la ventana, tomando de su café. Su mirada había tomado brillo.

Ya vienes tú otra vez con tus preguntas existenciales. Sarah, pensar tanto no es necesario, y no sé responder eso porque no hace falta –respondió su cita.

Si, supongo que tienes razón –cortó, desanimada.

Nunca había logrado entablar una conversación filosófica o de algún tema profundo con nadie, porque terminaba hablando sola, aunque tuviera a alguien de frente.

Es frustrante cuando te dicen que siempre habrá alguien para ti, como amigo, como pareja, y cuando llega la hora de la verdad, esa teoría va en contra de ti.

Frustra sentir que los pensamientos que se forman como volutas de polvo en tu cabeza no pueden ser debatidos.

Frustra sentir que muchas veces, tu punto de vista no puede ser correspondido.

Por eso ella, sumergida en letras y soledad, busca ojos que la miren con comprensión, en vez de bufar como toro y querer pasar la página de una conversación.

Esa era una de las razones por las que estaba parada en la calle, balanceando sus botines contra la acera.

Sin saber que unos ojos buscaban los suyos, unas manos tratando de retratar su perfil, y una cabeza buscando comprender aquel enjambre de ideas que se reflejaban en su iris color esmeralda.

Un Beso en VeneciaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora