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Félicie Milliner baila alegre a la vista de su mejor amigo Víctor, esta es su segunda navidad fuera del orfanato. Ambos  alcanzado sus sueños, ella siendo una pequeña bailarina reconocida de la ciudad y él, bueno un intento de inventor, aún así las cosas parecen ir bien entre ambos.

—¿Víctor, no estás emocionado?—pregunta la pelirroja con un destello en sus ojos al mencionado que la mira desde el muro—Camile nos ha invitado a la fiesta que haran en su casa.

—Ya deberías estar acostumbrada, cada cierto mes te invitan a una gala—comenta mirando al cielo, estira las piernas y las meces en el aire.

—Lo sé, pero será la primera vez que voy en un año a su casa, ya sabes, desde lo que pasó con su madre—dice mientras un escalofrío le recorre la espalda.

Desde ese día la madre de Camile estuvo en consulta con un médico, tratándose, los cercanos a Félicie y Camile ayudaron en el proceso, más ni Odette, ni la pequeña pelirroja podían volver a poner un pie en aquella casa. Por eso mismo han estado viviendo con su profesor, Louis Mérante. El cual ahora es más exigente con el desempeño de ella, por verla a diario.

—¡Félicie, el almuerzo está listo!—Odette aparece en la puerta del patio. Mira a los jóvenes que mantienen una plática—Oh, buenas tardes Víctor ¿Quieres pasar a almorzar?

Para la mujer ya no era una sorpresa conseguirse con ambos hablando durante la tarde o la mañana, ni siquiera encontrarlo saltando en el muro que dividía el patio de la calle.

—Muchas gracias por la invitación, pero debo volver al taller—dice guiñando un ojo a su compañera—Nos vemos luego, mademoiselles.

—Ese muchacho sigue flechado contigo—comenta Odette ocultando una risa detrás de su mano. Félicie niega con la cabeza.

—Sólo somos amigos—habla con simpleza. La mayor se limita a soltar un "ajá" con sorna.

—Entremos, la comida se enfría—entra a la casa y más atrás la sigue Félicie.

✧✧✧

La noche en la ciudad más concurrida del país, los faroles iluminan las calles y el frío cala en los huesos en espera de los días de nieve. Víctor invitó a Félicie hace unas horas, sólo para pasar el rato juntos. Con pasos rápidos y atropellados, con risa y caídas suben los peldaños de la Torre Eiffel, la cual casi se encuentra terminada.

—¡Esto es fantástico!—exclaman ambos viendo toda la ciudad, o lo que se podía alcanzar a ver desde allí. Luego, ambos jadean exhaustos por tantas escaleras.

Víctor se sienta metiendo los pies entre algunas vigas. Félicie apoya sus brazos cruzados en la barra, cruza sus piernas y se queda mirando en un silencio agradable el lugar.

—¿Qué baile harán para esta navidad?—con una sonrisa, Victor interrumpe al silencio en su momento.

El Cascanueces—menciona sin darle importancia.

—¿Otra vez?—pregunta sin creerlo. Ella se encoge de hombros asintiendo—Imagino que volverás a ser Clara. Es decir, eres la mejor bailarina que conozco.

—Pues no—dice con una leve risa, la cara de Víctor expresando sorpresa no tenía precio—Quiero darle la oportunidad a alguien más de lo que yo sentí en el escenario.

—Entiendo—su cabeza asiente con lentitud, ante las palabras de su amiga. Ninguno de los dos se percata del cielo nublado a su alrededor.

Escrito el 19/12/2020 01:13 a 07:33 pm.


Baile navideñoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora