Mi lobo estaba inquieto.
Podía sentirlo dando vueltas dentro de mí de manera incesante y ansiosa. A pesar de que la sensación era incomoda y me ponía aún más ansioso a mí, en realidad la consideraba un avance en mi relación con mi alfa, debido a que durante los últimos días sólo me gruñía y me enseñaba la cola irritado; si era honesto y me ponía a pensar, prácticamente desde mi presentación había sido así, pero desde el fin de semana estaba peor.
Nuestra relación era un poco distanciada y ninguno estaba en sintonía con el otro, a pesar de que se supone que somos unos solo. En otras palabras, estábamos en "malos términos" y ninguno hacía nada para enmendarlo.
Podía escuchar a miles de personas hablar de la relación con sus lobos, la conexión importante o el instinto adicional que proporcionaba, hasta la ayuda al querer escoger con el corazón en algún asunto importante. No obstante, no era así para mí y no estaba seguro por qué; a veces creía que me había presentado mal y que en realidad debí ser un beta, pero cuando hacía un comentario al respecto los demás sólo decían que la luna no se equivocaba y que en algún momento todo mejoraría.
Qué todo caería en su sitio cuando fuera el tiempo correcto.
Y yo no podía esperar lo suficiente.
Al dirigirme al trabajo en la mañana siguiente, tristemente me di cuenta que fue exactamente la misma que la anterior. La misma congestión habitual, la misma emisora mientras conducía y la misma ruta; sin contratiempos, sin hechos adicionales. Sentía que mi vida estaba volviéndose bastante monótona y entre tanto esperaba que un semáforo cambiara a verde, pensé formas de agregarle un poco de condimento a mis días.
Tal vez era hora de considerar salir con alguien.
Ante el pensamiento, algo parecido a un ronroneo vibro dentro de mí y sonreí con la idea. Mis relaciones pasadas nunca habían sido duraderas, pero eso podía cambiar, ¿cierto? Podría salir con alguna omega que haya conocido antes; tal vez podría llamar alguien en mi lista de contactos...
Sin embargo, antes de seguir haciendo planes ahí estaba, un gruñido.
La razón por la había roto con todas mis novias, era porque mi lobo no era fan de ellas y no perdía ni un segundo en recordármelo. El bastardo parecía tener un gusto exquisito y nada fácil de satisfacer, con todo y tomando en cuenta la cantidad de chicas que había conquistado, ¡a este paso terminaría soltero de por vida!
Cuando llegué a la oficina el sol estaba bastante brillante, a pesar de que el frío permanecía durante las primeras horas de la mañana. Le rogué al cielo que el pequeño viaje en el ascensor durara menos con el fin de llegar con rapidez a mi oficina con calefacción; odiaba el frío, me recordaba lo solo que estaba a veces.
Con una omega a mi lado, no estaría tiritando del frío, pero mi lobo volvió a rechazar la idea, bufando. ¿Qué más quería de mí el animal?
Me sorprendí gratamente cuando se abrieron las puertas del ascensor y me recibió un rayo de luz, el cual cegó por un momento. Todas las persianas estaban abiertas, siendo el edificio en su mayoría de cristal, con ventanas grandes y largas, se veía bastante alegre y eso casi logra mejorar mi humor.
Casi.
Una vez más, me encontré olfateando un olor dulzón en el aire de repente y sólo entonces noté las flores que ahora adornaban cada escritorio de la oficina, eran margaritas blancas y muy hermosas.
— ¿Y estas? — Pregunté a nadie en específico, observando con una pequeña sonrisa las que estaban en mi escritorio también.
Hans estaba escribiendo algo en su computadora, pero se detuvo para alcanzarme un vaso, de las bebidas que siempre compraba para todos, y me respondió con emoción apenas contenida. — Las trajo el nuevo.
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No serás mi omega
RomanceTodo empezó en un día normal para Daniel Vandale, estando de compras en su supermercado favorito; o al menos, la idea era mantenerlo normal. Sin embargo, cuando está en el pasillo de los atunes un aroma capta su atención y su lobo emocionado se agit...