3 de diciembre, 21 días a noche buena.

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Volví a hacerlo, otra vez llegué hasta la entrada del cementerio. No pude ir más allá, no quise ver la verdad oculta tras las lágrimas que salieron sin ni siquiera darme cuenta. Quería cambiar las rosas del mes pasado, quise cambiarlas por unas hermosas margaritas amarillas, ¿Imaginas lo bonito que se verían cubiertas por el blanco de la nieve?
Imagínalo mi Ángel, porque yo de solo imaginarlo he sonreído con un idiota sin poder parar de chillar como otro idiota.

Dos de la tarde, te siento aquí, te oigo respirar, no te veo, te siento. Tu presencia ha hecho que venga aquí y te dedique mis palabras, tu presencia es la que hace este roto corazón palpitar sin freno. Es un bien, es un bien que quiero no termine nunca jamás.

¿Estás enojado? No escuché esta mañana tus pesados pasos en la cocina, hoy no haz hecho sobresaltar mi corazón con tus movimientos inesperados. ¿Es porque no logré cambiar las rosas? Perdóname Ángel, el mes pasado pude, pero hoy no, prometo mañana volver a intentarlo, lo prometido es deuda. ¿Te acuerdas? Dijiste que lo prometido es deuda, prometiste hacerme feliz por el resto de mis días, y aquí estás, incluso después de muerto haciéndome el hombre más afortunado de la tierra.

Un hombre de promesas, quién aún después de haberse marchado sigue cumpliendo al pie de la letra cada una de ellas. Gracias, no sé qué hubiera sido de mi sin tí, porque si cometiste un error lo estás remediando.

Park Jimin, te amé cuando te vi por primera vez en ese refugio de perros abandonados, y te amo todavía aunque sea un fantasma a lo que me aferro como el loco enamorado que siempre fui por ti, mi Ángel.

Te amo, Park Jimin. Por un futuro juntos en el más allá, mi Ángel.

El diario de un fantasma | Kookmin FINALIZADO.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora