Aquí estoy, nuevamente sentado tras la luz que se filtra de la vieja lámpara frente a mi, vieja y polvorienta, ¿La limpié ayer? Recuerdo haberlo hecho, sin embargo he allí el mismo dibujo de un corazón hecho con el dedo sobre el polvo.
¡La limpié! Lo juro.
No... No me estoy volviendo loco, jodidamente no lo hago. El encierro no ayuda en nada, intenté... Intenté esta tarde ir por ahí, quise salir de compras con la idea de traer algún arreglo navideño. Navidad está cerca, pero aquí me tienes como un demente escribiendo a las tres de la mañana en una fea libreta de páginas amarillentas. No se suponía que así sería esta Navidad, aunque prometí familiarizar con mi propia familia este año (ya sé, ¿A qué es irónico, eh?), aquí estoy sin un plan preciso. No sé porqué aún me empeño en creer mis propias mentiras, vamos, sé que este año seré el ermitaño de siempre, sin árbol navideño, sin la típica fragancia del relleno de pavo por la casa que un día fue nuestra tradición, y sobretodo, sin la calidez navideña que brindabas.
Me autocompadezco, lo sé, pero no tengo porqué pedirle perdón a nadie, me autocompadezco conmigo mismo, y eso es lo único que importa. Puedo llorar, sentarme en esta puta silla incómoda a cualquier hora del día que incluso así estará bien. No necesito explicárselo a nadie. No pueden exigirme reír, no este año, este jodido año no. Quizá el próximo.
Ja, ¿A quién engaño?
Tú y yo sabemos que aún no estoy listo, tú y yo sabemos que estas cuatro paredes son nuestras paredes, nuestro refugio donde la presencia fría de tu cuerpo me reconforta. Y aunque tu presencia sea solo la sombra de lo que una vez fue, no importa, porque aunque la locura se vea reflejada en mí, aunque sea consciente de las miradas de desaprobación de mi familia, no importa.
Sé que no estoy loco, sé que ese respirar no está en mi imaginación y no es mi corazón el que late despavorido en el conticinio de esta oscuridad nocturna.
Lo siento en el corazón, en mis vellos erizados tras la ráfaga de electricidad que me arropa la piel.Sé que el amor no me ha enloquecido cuando el corazón de la lámpara se borra con la helada brisa que mueve cortinas en mi habitación, y así, de la nada, vuelve a dibujarse en tan solo segundos.
Amor, ¿Eres tú qué vuelves a visitar a esta persona estafermo en el galacinio más silencioso que he oído?
Te amo, Park Jimin. Por un futuro juntos en el más allá, mi ángel.
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El diario de un fantasma | Kookmin FINALIZADO.
FanfictionHay un diario que guarda los sentimientos dolorosos de alguien que una vez experimentó el verdadero amor. Porque dicen que solo una vez se enamora el alma, pero lo que no dicen es que hay amores sempiternos, e incluso si el corazón de un amante dej...