2. La confesión

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Mamá: Hanae espera -tomó mi muñeca-

Yo: ¿Qué pasa madre?

Mamá: Hay algo que tienes que saber -dijo algo melancólica-

Yo: Anda madre no juegues, ¿a qué se debe tanta seriedad? -dije con una leve sonrisa dibujada en mi rostro-

......

Espera... aún no podía resolver el gran cuestionamiento y la guerra de preguntas que se estaban presentando en mi cabeza en estos momentos, ¿acaso está jugando? ¿qué es lo que me está diciendo ahora?...

Mamá: ¿Recuerdas los últimos análisis?... los resultados no fueron los mismos como antes... -su voz se quebraba un poco y mi mente aún seguía en un pequeño recuento de lo ocurrido-

Yo: ¿Eso es algo malo? -dije casi en un hilo de voz-

Mamá: Esa tarde, ¿recuerdas que te pedí que salieras un momento de la oficina del médico?  -asentí con la mirada un tanto preocupada- Pues el médico me mostró los resultados de tus análisis, lo que me dejó perdida, no podía creerlo, de un momento a otro...

"Tu cuerpo dejó de funcionar correctamente"
Esas palabras recayeron sobre mi, ocasionándome aún más dudas y dejándome en un estado de cavilación completa.

Mis riñones dejaron de funcionar, y debido a ello corría mucho peligro, pues la situación no se había dado hace unos cuantos días, habían pasado aproximadamente unos 2 meses desde aquel acontecimiento y según el semblante de mi madre, aún no habían encontrado algún donador para transplantar el riñón que me fallaba.

Mi madre se veía muy "sin esperanzas" por así decirlo, llegó un momento donde logró contagiarme su tristeza e inquietud, pero pude mantener la calma y cordura, así es como pude asegurarle a mi madre que ya llegaría un donador, a lo que no la convencí del todo.

Y...aquí estamos de nuevo

_______________________Días después_________________________

Parecía ser un día normal, pero no esta vez era mamá gritándome desde la planta baja, al parecer

¿Emocionada?
¿Alegre?

Debido a sus estruendosos gritos que retumbaban por toda la casa, bajé inmediatamente a ver que es lo que la tenía tan feliz.

Yo: ¿Ahora qué pasó? -dije tallando mis ojos mientras me adentraba poco a poco a la cocina de donde provenían tales escandalosos gritos-

Mamá: Encontraron un donador - su semblante era tan feliz, nunca antes la había visto de tal forma-

Puedo decir que lo que sentía dentro mío era un sentimiento extraño, era ¿alivio?¿tristeza? y si lo era, ¿por qué? o, ¿a que se debía?...

Narrador:

Pasada esa mañana, inmediatamente después de merendar, Hanae y su madre se dirigieron hacia el hospital, muy emocionadas; mucho más la pelinegra de ojos color marrón oscuro, pues la emoción y alegría que transmitía su madre eran contagiosos.

Hicieron lo más rápido que pudieron los papeleos y trámites que se debían, puesto que ese mismo día internarían a Hanae para el debido cuidado que esta debía recibir antes de realizarse la operación.

Aquella noche del mismo día los pasillos se encontraban repletos por la familia que acaparaba todos ellos, cada uno esperando su turno para hablar con ella, ya que se informó que la operación se realizaría lo más antes posible, es decir, al día siguiente a las 13:00 horas.

Sus padres, su hermana, sus abuelos, primos, tíos, absolutamente todos pasaron aquellas horas restantes antes de la operación en el hospital con Hanae.

------------------------------------------------A las 13:00 horas------------------------------------------------

-narra Hanae-

Me ingresaron en una camilla hacia lo que parecía ser la sala de operaciones, inmediatamente me durmieron con anestesia, y volví a agobiarme en mis pensamientos y recuerdos...

Recuerdo que estaba yo, de pie en un sendero el cual era algo amplio como para nombrarlo de esa forma, estaba tan oscuro que lo único que alumbrara en ese momento eran la luz de la luna y la de unos escasos faroles que yacían allí. A lo lejos pude visualizar la silueta de lo que se asemejaba un chico de lacio cabello grisáceo claro el cual hizo unas pocas señas para que me acercase a él, pero tan solo de repente comenzó a correr a lo que yo lo seguí.

De un momento a otro la silueta de dicho joven se volvía cada vez más confusa, hasta formarse lo que parecía la silueta de una niña pequeña, de cabellos medio rizados sujetados por un moño color rojo formando una coleta baja, la niña dejó de correr y lo hice yo también para después acercarme lentamente a ella y poder verla más a detalle.

Al llegar a su posición me agache hasta quedar a su altura, ella me extendió su pequeña mano y yo tome esta, se acercó lentamente a mi oído y me susurro...

-Hanae, sálvame- 

Mi mirada se perdió completamente ahora y todo se volvió oscuro, despertando en esa habitación de paredes blancas donde rebotaban los rayos del sol, haciendo que el lugar se iluminara por si solo, pude abrir lentamente mis ojos y divisar a mi familia alrededor de la cama en donde me encontraba.

Era extraño, al parecer la operación había sido un total éxito, pero pude percibir un pequeño dolor proveniente de mi estómago o por lo menos en esa área y notaba algo diferente en mí, totalmente supuse que era a causa de la recién finalizada operación.

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Permanecí en el hospital por tres días, en ese transcurso me brindaron comida muy deliciosa para mis ojos, pero a la vez muy asquerosa a mi paladar, no podía entenderlo aún, nada me era apetitoso hasta el momento en el que me dieron de alta y pude regresar al desolado hogar donde permanecía siempre.

Al llegar dormí un poco más cómodamente que en la cama del dichoso hospital, había caído totalmente en los brazos de Morfeo que las horas pasaron rápido a mi parecer, ya eran las 18:00 horas, pasaron 30 minutos en decidir si levantarme o no, pude levantarme de aquella cama después de unos largos pero exitosos esfuerzos, me era difícil aún debido a la gran herida que todavía no curaba, baje hasta la cocina a preparar una pequeña merienda de media tarde.

Después de unos cortos 10 minutos tuve la ensalada de frutas tan ansiada, que con tan solo verla se me hacía agua la boca.

Definitivamente esta comida tendría mejor sabor que la del hospital -me dije a mí misma mientras acercaba la cuchara a mi boca-



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Esto es repugnante.

En un Camino DesconocidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora