La Princesa Abigail

Capítulo III

Ahora ....rebobinamos un poco...

—NO QUE SE QUEDARÍAN CONMIGO EHHH?MALDITOS HIPÓCRITAS, YO SOY MEJOR QUE USTEDES, MEJOR QUE ESE DRAGÓN.

Los gritos de la princesa llamaron la atención de todos los sirvientes, estos miraban curiosos y escandalizados de la escena, los empleados susurraban entre ellos..

—¿Qué está pasando?¿Por qué la princesa menciona al gran dragón?¿está despreciando al gran dragón?—los sirvientes no creían lo que oían y veían.

La princesa continuaba hablando.

—VERDAD QUE SI MADRE? EL DRAGÓN ESTÁ MAL ES UN MALD

Plash.

Todos los sirvientes se llevaron la mano a la boca por las palabras que la princesa estaba a punto de decir.

—¿La princesa acaba de insultar al gran dragón?.

—¿Qué habrá pasado entre la princesa y el gran dragón?.

—Tsk—una sirvienta de cabello café, ojos color miel, con pecas y estatura pequeña, llamó la atención de un grupo de criadas debido a su chasquido de lengua.

—¿Acaso...sabes algo Verónica?—tres sirvientes se acercaron a Verónica esperando "información".

Veronica era la sirvientes personal de la Reina y ella solo suspiró y comenzó a hablar.

—Bueno, tenía un recado para la Reina, así que me dirigí a la puerta del cuarto del gran dragón y justo cuando me acercaba escuché unos gritos, unos eran del dragón y otros de la princesa y la princesa le estaba faltando al respeto—las sirvientas soltaron un grito ahogado, voltearon a ver a la princesa y esta estaba siendo llevada por sus hermanos y miraron de nuevo a Verónica—El dragón dijo que no la quería volver a ver, el gran dragón rechazó a la princesa—al finalizar las 4 miraron con recelo a la princesa.

Después de unas horas la Reina llamó a Verónica a su habitación.

—Verónica, ve a darle de comer a mi hija y entra a su habitación, cuando ella acabe su comida, deja los restos de la comida en la cocina e inmediatamente ven a informarme como se encuentra mi hija.

La Reina estaba sentada en su cama y le daba la espalda a Verónica, mientras que el rey solo miraba por la ventana.

—Como ordene mi Reina—Verónica le hizo una reverencia y se retiró.

Al dirigirse a la habitación de la princesa con el carrito de comida unas cuantas sirvientas la interceptaron.

—¿Le darás de comer a esa basura?

—¿Por qué no mejor le das esa comida a alguien que valga la pena?

—Tu misma dijiste que merecía la muerte.

Verónica suspiró otra vez(en esta historia se suspira mucho).

—Tal vez no me agrade la Princesa, pero respeto a la Reina, así que por favor no hablen tan libremente sobre la Princesa.

Las sirvientes callaron y dejaron que Verónica se fuera.

Al llegar tocó la puerta.

—Princesa Abigail es hora del almuerzo—la princesa no contestó—¿Puedo pasar?—Veronica ya estaba con la mano lista en el picaporte.

—No no, déjalo ahí, ya saldré yo a tomarlo—la voz de la princesa se oía débil.

—Pero la reina me ordenó que debía entrar y dárselo.

Verónica no escuchó la respuesta hasta después de un rato.

—¿Y que acabo de decir yo?—la princesa le preguntó a Verónica, primero suspiró y luego respondió.