Parte 6

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Los días se convirtieron en meses y los meses en años, concretamente en tres.

–Cumpleaños feliz, cumpleaños feliz –cantaba toda la familia –Te deseamos Mel cumpleaños feliz –y todos aplaudieron mientras Mel hacia pedorretas en un intento de soplar las velas. La niña, enfadada, al ver que no conseguía soplarlas les dio un manotazo a las velas, dejándolas intactas, pero recibiendo una quemada en su manita y llorando, llorando mucho.

–MEL!!! –gritaron todos, pero ya era tarde y Mel lloraba.

Todavía tiene esa pequeña marquita como prueba de impaciencia.

Semanas después, un domingo por la tarde

–Mañana es tu primer día de cole, ¿verdad galletita? –le habló Daniel a su hija.

–Sip –dijo marcando la p, mientras mezclaba la masa con sus manitas.

–Y conocerás a personitas de tu edad –añadió Alba mientras metía la primera tongada de galletas de canela en el horno.

–Sip –repitió concentrada en las galletas.

–Galletita –llamó Daniel a Mel.

–¿hum? –murmuro la niña.

–Te quiero.

–Te queremos –corrigió alba.

–Yo también os quiero papi y mami –sonrió la niña con las manos en la masa, mientras recibía un abrazó de sus padres.

Entonces llegó el primer día de clase.

–No quero papi, no quero mami –sollozaba Mel.

–Tienes que ir al cole, te lo pasarás bien y harás amiguitos –dijo Daniel dulcemente mientras consolaba a su Galletita.

–Ya veras como va muy bien, cielo –la animó Alba.

–¿Segurin? –murmuró la niña limpiándose las lagrimas con su camiseta de cupcakes.

–Seguro –dijeron a la vez sus padres sellando el trato con un abrazo.

Unas horas más tarde

–Que tal la mañana –preguntó Alba cuando vio entrar a su marido e hija en casa.

–Muy bien, ¿Y a ti amor? –se acercó soltando la mano de Mel para darle un beso a su esposa, esta murmuró un "bien" entre sus labios, pues había pasado el día en casa ya que la pastelería no abría los lunes. Después de separarse el hombre se giró hacia la niña de coletas –Venga galletita, cuéntale que tal ha ido el cole –dijo volviendo a mirar a Alba con una sonrisa radiante, sonrojándola como solo él podía.

–He hacido muchos amigos –sonrió la niña.

–Hecho –corrigió Alba a Mel, a lo que esta frunció el ceño y siguió hablando.

–La seño es mucho maja y mi clase se llama "els dofins" –habló la niña emocionada.

Y entonces les relato cada detalle de su primer día, sus padres asentían con una sonrisa mientras ella gesticulaba y movía sus manitas exageradamente.

Galletas de canelaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora