Los ojos de Krist no podían detener la lectura de los fascinantes relatos frente a él, aún cuando supo que había sido suficiente para su cansada vista y sus acalambrados brazos por sostener el cuaderno, no se detuvo.
Su diario, no era la historia romántica que esperó encontrar. Era la aterradora narración de un joven obsesionado con un chico que apenas conocía de la universidad y realmente le resultaba espeluznante las extrañas formas en las que se expresaba de él, como si fuera un objeto enteramente de su propiedad por el que había pagado demasiado dinero, y a la vez, le resultaba admirable que fuera tan sincero con sus propios sentimientos. Él jamás, probablemente, se hubiera atrevido a escribir esas cosas, aún si las sintiera.
Algunas cosas eran delirantes, como las eternas descripciones de su perfección, las largas listas de sitios que visitarían cuando estuvieran saliendo y todas la opciones posibles de donde pasarían su luna de miel al casarse, incluso si sólo hubieran cruzado algunas palabras desde que se conocieron.
Singto es probablemente el chico que había estado esperando. Tiene esa personalidad tímida y reservada que me llama tanto la atención y a la vez sé que en su interior es un lobo hambriento de alguien como yo, cariñoso, posesivo, dominante. Puedo darle lo que quiere porque soy exactamente lo que necesita.
Krist revoleó sus ojos con hartazgos. Su nivel de seguridad era insano y algo aterrador. Sin pensarlo demasiado saltó varios párrafos y continuó. Sueño con sus largas piernas enredadas en mi cintura, su cuerpo debajo de mí convulsionando de placer y su boca bien abierta, gritando mi nombre. Leyó entre susurros, ruborizado por la escena explícitamente elaborada que su mente fabricó. Incluso algo cosquilleó en sus pantalones tambaleando su asegurada sexualidad en aquél momento. Relamió sus labios resecos y volvió a leer mientras sentía que su garganta se secaba. París es la ciudad del amor. Lo llevaré allí y probaremos todas las posiciones del kamasutra. Krist, volvió a apartar su vista del cuaderno y masajeó el puente de su nariz cansado. Los relatos de su otro yo parecían describir los delirios de un psicótico. No estaba enamorado de Singto, estaba obsesionado con él.
Siguiente página. Krist, respiró profundo antes de comenzar a leer y acomodó su espalda cansada sobre el espaldar de la cama y luego hizo tronar su cuello a un lado y al otro para acomodar las vértebras de su cervical. Tanto tiempo acostado estaba comenzando a pasarle factura y el estado general de su cuerpo empeoraría si no se ejercitaba, pero aún se negaban a darle su alta porque los doctores consideraban que su estado mental no era bueno. Krist discrepaba enormemente. Él estaba sano según su propia percepción, mientras quién claramente tenía un tornillo flojo era su doble y por cada renglón que leía lo comprobaba un poco más.
Él siempre está solo a la hora del almuerzo. Desde la distancia, diariamente lo observo, pero él ni siquiera nota mi presencia, siempre está sumido en su mundo. En silencio, Singto dibuja, escribe, compone y en ocasiones deja caer una lágrima o emula una sonrisa nacida desde la tristeza, pero jamás mira a su alrededor buscando a su musa porqué no está aquí el afortunado inspirador de su arte y eso me molesta. ¿Debería simplemente invitarlo a salir para que me tenga presente? ¿O talvez sugerirle que olvide a ese idiota que ignora cuanto tiempo le dedica?... Algún día Singto, no importa cuando, esas poesías que escribes me las dedicarás y tus plegarias a buda serán que yo jamás me vaya de tu lado, yo lo decreto.
El joven lector curvó sus labios inseguro. «¿Acaso es sano amar así?» Se cuestionó ciertamente intrigado. Él se había enamorado antes, pero jamás con tanto ímpetu. ¿Tal vez no había conocido a la persona correcta? No. Ese no era el problema. En realidad su otro yo estaba loco.
Escuchó unos golpeteos a través de la puerta y rápidamente cerró el cuaderno, escondiéndolo bajo las mantas. Ahora entendía porqué el otro Krist era tan celoso de su diario. Era una muy mala idea que callera en las manos equivocadas. Si Singto o su madre llegaran a leerlo pensarían que algo muy malo estaba pasando en su cabecita y en aquél momento lo último que necesitaba para empeorar su estadía eran más pruebas de su locura que convencieran a todos de ser internado en un neuropsiquiátrico.
Hablando de Singto, él asomó su negra cabellera a través de la pequeña apertura que dejó entre la puerta y su marco, luciendo una gran sonrisa mañanera. No quiso admitirlo, pero su alegre expresión hizo estremecer a Krist por alguna razón. No sabía que estaba pasando, pero sus sentimientos hacia Singto se estaban volviendo muy confusos, sobre todo luego de ver aquellas fotos en su móvil y empezar a leer el terrorífico diario, el cual lo describía como un ser perfectamente diseñado para él.
—¿Ya estás despierto, cariño? —pregunta el moreno, introduciendo el resto de su cuerpo con la ligereza de un felino. —Tengo buenas noticias. —asegura, acercándose tímidamente a la cama de Krist. —Hemos convencido a los doctores de que te den el alta. —dice, ensanchando aún más su sonrisa y dando unos saltitos cortos en su sitio y un par de aplausos silenciosos frente a su esposo, quién lo observa con cierta ternura. Realmente se veía feliz de volver a casa con Krist.
En cuanto al susodicho, él inmediatamente respira aliviado al escucharlo. Estar a solas con Singto en la casa que compartían podría ser riesgoso, pero sin duda lo prefería por sobre estar internado en aquél hospital, donde estaban a la espera de sólo un error suyo para enviarlo directo a un centro psiquiátrico. —Es una excelente noticia. ¿Cuándo nos podremos ir?—
—Hoy mismo. Te harán la última revisión a medio día, así que trata de no decir ninguna tontería.—
—Captado. No te preocupes Aya, sé que me estuve comportando muy extraño, pero te prometo que todo volverá a la normalidad.—
— Eso espero, me has hecho mucho daño desde el accidente. No quisiera tener que acabar tan pronto con este matrimonio, pero no me opondré si no te hace feliz estar a mi lado. —dice el mayor, demasiado triste. Krist, sin saber que responder, coloca una falsa sonrisa sobre su rostro. No quería esta vida, pero tampoco quería dejar ir tan fácilmente a este Singto, sin permitirse conocerlo.
—Lo haré mejor desde ahora. Ya no sufras. —expresa con notable seguridad, acariciando suavemente con el dorso de sus dedos la mejilla de su esposo quién no duda en arrojarse sobre él emocionado. Él sólo deseaba recuperar a su amado Krist, ese que lo protegía de todo y lo llenaba de mimos. Tan diferente al actual, que parecía tan asqueado de él que lo lastimaba.
Krist aún estaba inseguro sobre lo que sería mejor hacer pero no duda en recibirlo entre sus brazos cuando el moreno llega hasta él y así permanecieron abrazados largo rato hasta que fue el mismo Singto quién decide apartarse. Al elevar su mirada, Krist pudo notar que tenía los ojos hinchados y enrojecidos, pues las lágrimas lo asaltaron irremediablemente en cuanto pudo sentir los brazos de Krist rodearlo con tanta fuerza, como si hubiera recuperado el amor que solía tener por él. Singto limpió groseramente sus lágrimas intentando ocultarlas del menor, no quería por ningún motivo seguir abrumando a Krist con su sensibilidad.
—Lo siento, sabes que lloro con facilidad. —se disculpa el moreno, cuando logra notar la expresión de Krist demasiado seria sobre él.
—No te disculpes, por favor. Yo sólo me odio por hacerte llorar.—
—No digas eso. Ya no lloraré. —asegura el mayor con una sonrisa. —¿Quieres que traiga el desayuno para ti? Debes estar hambriento. —pregunta de repente, intentando olvidar el momento angustiante.
—Luego. Ahora ven, recuéstate conmigo. —exige Krist, tirando de su mano. Singto por supuesto obedece sin rechistar, pues le es familiar la demandante personalidad de su esposo, aunque es la primera vez que hace uso de ella desde el accidente.
—¿Hoy no me tirarás de la cama? —bromea el mayor escondiendo su cara en el pecho de Krist.
—No, pero no hagas mucho barulllo, quiero descansar la vista un rato más, estuve leyendo demasiado.—
—Me parece bien, también estoy agotado. —concuerda Singto. Eran semanas difíciles pero estaban superándolo de a poco y eso era lo que importaba.
♥••••♥••••♥••••♥••••♥••••♥••••♥••••♥••••♥
Hola!!! Hace un año que no actualizaba esta historia pero no ha sido un año muy inspirador. Me disculpo por mi falta de compromiso pero desde que comencé con el psicoanálisis me he bloqueado totalmente y estoy queriendo retomar pero es posible que mi redacción se haya modificado un poco, así que me disculpo por eso también. En fìn, muchos besos y abrazos y gracias por leer❤❤❤
ESTÁS LEYENDO
Mundos paralelos
Fiksi Penggemar(KristxSingto-SingtoxKrist) Tras un impactante accidente, Krist despierta en un realidad completamente diferente donde está casado con su mejor amigo y no es el actor que él recuerda. Jamás ha visto a su casi hermano como algo más, pero ¿podrá acept...