Men at work - Down Under

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Sucedió por primera vez un domingo por la mañana, tres semanas después de que iniciara el último año de secundaria de Harry.

Un día particularmente lluvioso, lúgubre en todo lo que importaba. Nubes grises flotaban sobre ellos y la lluvia les azotaba los hombros, filtrándose en sus huesos. La lluvia, Harry recuerda haber pensado, le quita un poco de vida a todo, un poco de dolor en el pecho, en la cabeza.

Harry no lo sabía en ese momento, pero era el último día del verano.

(Harry, un firme creyente del destino y las señales, trata de no pensar demasiado sobre el hecho de que tal vez el mundo estaba tratando de advertirle acerca de lo inevitablemente afortunado, o desafortunado, Harry todavía no se puede decidir, que estaba a punto de sucederle.)

(Él trata de no darle tanta importancia al pensamiento).

Les dieron un descanso para hidratarse de cinco minutos, donde la mayoría de los chicos se arrinconaban bajo el techo de la banca para suplentes, sentados en bancos que se alineaban en las paredes. Harry y Liam se dirigieron a las gradas, conversando ociosamente sobre el clima o algo igualmente aburrido.

Harry estaba tomando un trago de agua cuando vio una figura en las gradas. Sacudió la cabeza y continuó su charla sobre una jugada de fútbol americano o la chica con la que Liam estaba enamorado o algo que Harry aparentemente no consideró lo suficientemente importante como para recordar.

Liam dijo algo sobre que necesitaba usar el baño, y Harry se quedó solo dando vueltas alrededor de las gradas. Recuerda haber mirado hacia arriba y haber visto la misma figura, con el paraguas sin usar a un lado y la capucha puesta.

"¡Hey!", Recuerda haber gritado. La figura había mirado hacia arriba y había dejado caer algo, tal vez un lápiz. Harry le echó una buena mirada a su cara antes de que alguien le empujara el hombro y volteara hacia el campo.

"¿A qué le estás gritando?", Había preguntado Nathan, un corredor.

Harry frunció el ceño y señaló a las gradas. Él no sabe el nombre del chico. "A ese chico allá arriba".

Nathan había vuelto a mirar las gradas y luego a Harry, riéndose. "No veo nada. Ve despacio con las cervezas o algo la próxima vez, ¿está bien? Debes estar imaginándote algo." Y dejó a Harry con una palmada en la espalda y un encogimiento de hombros.

Harry negó con la cabeza y se volvió hacia las gradas. Estaban vacías. Pero algo le llamaba la atención. Él no sabía el nombre del chico.

Hay pocas cosas buenas acerca de vivir en un pueblo con una población del menos de mil habitantes, las cuáles Harry puede contar con una mano. No existe la privacidad, ni la libertad, pero sí una sensación general de estar atrapado, no obstante. Como regla general, vivir en una ciudad tan pequeña significa conocer a todos, y conocer a todos significa saber sus nombres.

Harry sabe el nombre del niño que entrega el periódico por las mañanas y la mujer con la que coincide en su trote diario y el panadero que le regala un panecillo y una cálida sonrisa los días que pasa por ahí y conoce a todos y desde que tiene memoria.

Debe ser la lluvia, Harry recuerda haber pensado.

What this world is about (L.S)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora