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XXIII.- Despertar Cálido

*Advertencia de contenido explícito*

Kara...

Es la mañana de navidad, despertar con una Lena desnuda acurrucada a mi alrededor, nuestras pieles rozándose, piernas entrelazadas, su rostro descansado sobre mi pecho. Definitivamente son sensaciones que jamás me cansare de sentir.

El sol del amanecer hoy se mantendría oculto, en algún punto de la madrugada la caída de la nieve había empeorado hasta convertirse ahora en una tormenta. Por fortuna teníamos todo resuelto en el exterior y no había nada por lo cual preocuparse.

La noche anterior al regresar a la casa les comunicamos a todos las noticias sobre nuestro compromiso y el embarazo de Lena. Claro que todos lo festejaron con suma alegría. Eliza y Lilian saltaron de alegría alegando que serian abuelas de los niños mas hermosos del planeta.

Para ser sinceros, aun me resulta algo gracioso y curioso ver a Lilian así de feliz y emocionada con lo relacionado a mi relación con Lena, considerando los intentos de asesinato…en fin.

Los chicos también pelearon acerca de quienes serán los tíos favoritos, aunque Alex les dejo bastante claro que ella, al ser la única tía legitima, será la favorita de los pequeños. Claro que Lilian argumento lo mismo acerca de Lex, eso estaría por verse.

Luego de un rato de estar metida en mis pensamientos, comencé a sentir a Lena removerse entre mis brazos hasta que levanto el rostro y nuestras miradas se cruzaron.

- Buenos días cariño - su voz sonó algo rasposa -

- Buen día Len - deje un beso su cabeza - ¿Has dormido bien? -

- En tus brazos siempre dormiré bien - mostro una pequeña sonrisa y logro sonrojarme por lo cual desvíe la mirada - Es cierto...tienes un olor característico que me vuelve loca. Eres muy cálida, podría dormir desnuda siempre y jamás pasaría frío junto a ti - se soltó de mi agarre y se colocó sobre mi - Eres tremendamente suave, tu piel es tan suave y libre de imperfecciones...es la piel de un dios - sus manos recorrieron un camino desde mi rostro hasta mi abdomen -

- Que cosas dices Len...- puse mis manos sobre las suyas que se encontraban en mi abdomen - No soy un dios -

- Lo eres para mí...- se inclino y dejo un beso sobre la comisura de mis labios para luego desviarse hasta mi cuello - Lo mejor de todo es que eres solo mía y pronto lo serás para la eternidad -

- Len...Lena...- comencé a respirar con dificultad - Si continuas haciendo eso...no voy a poder contenerme - de pronto dejo mi cuello y me vio fijamente, era una mirada firme que iba acompañada de su ceja izquierda levantada -

- ¿Y quién dice que quiero que te contengas? -

Fue el fin de mi autocontrol. Tome su fino rostro y la jale hacia mi para fundirnos en un beso. Colocó sus manos a los lados de mi cabeza, no perdió el tiempo y roso mi labio inferior con su lengua como pidiendo permiso para entrar. Permiso que le fue concedido al instante, de esa forma se profundizó el beso con nuestras lenguas comenzando una ardua batalla por el dominio. Solo logramos separarnos cuando el aire comenzó a faltarnos. Lleve mis manos a sus caderas para ayudarle en su movimiento de caderas sobre mi. Y con eso, Lena volvió a atacar mi cuello donde beso, chupo y mordió de una manera bastante salvaje, como si deseara con toda sus fuerzas dejar una marca. Cuando pareció satisfecha, nuestras miradas volvieron a cruzarse y pude notar como sus ojos se veían oscuros, el verde se encontraba oculto. Recorrió mi cuerpo entero con su mirada, al llegar a la parte inferior colocó las manos sobre el borde del boxer que llevaba y casi puedo jurar que la vi lamerse los labios.