Sus mejillas blancas teñidas de rosado era una imagen angelical. Sus hermosos ojos de un tono único brillaban a donde miraran. Su piel tan blanca como la nieve y tan suave como la ceda. Su mente inocente que solo un niño puede tener. Su dulce y encantadora risa que cautiva al escuchar. Su dulce carita que nunca pararían de mirar. Pero que siempre esta llena de golpes y lágrimas.