"Las deudas se pagan caro, Wonwoo" Tenía esa frase grabada por toda mi piel, desde el momento en que me convertí en el pago perfecto de la deuda de mi papá. Pase de ser una persona a ser una moneda de cambio, manejado por un hombre sexy y apuesto con un brillante par de ojos azul medianoche que podría acabar conmigo. No sé si fue Síndrome de Estocolmo, pero los labios de Kim Mingyu eran una caricia salvaje pero ruda, delicada pero electrizante. Y esos labios me hicieron caer en el abismo del amor, antes de darme cuenta de que Mingyu y yo teníamos un pasado que nos hacía estar más cerca de lo que queríamos. Un pasado que yo no recordaba.
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