Un hermoso cabello color plata, unos fríos ojos amatistas, una piel tan suave que parecía de porcelana: él era un ángel caído del cielo solo para cuidar de él y los suyos, o al menos así fue hasta que un día tan solo desapareció de su vida. Con el pasar de los años nadie fue capaz de comparar lo que aquel ser había hecho en él y Kuran Kaname era alguien que había aprendido a conseguir todo lo que deseaba en la vida. Y él deseaba a su ángel, sin importar nada.