Romeo tuvo su Julieta Bonnie tuvo a su Clyde Jack tuvo a su Jill ¿Quién dijo que la vida se hizo para que todos fueran felices? Desde temprana edad, aprendes lo que son la maldad y la fealdad en las personas. Desconfiar de los demás no es difícil; de hecho, es algo demasiado fácil. Cierras los ojos y la oscuridad te rodea, y no puedes escapar de ella, aunque los abras y el sol brille sobre tu cabeza. Solo deseas borrar todo lo sucedido y comenzar de nuevo. Algunos tienen que llorar y sufrir; otros, simplemente, tienen que sangrar.
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