Romeo
Lo sucedido en la piscina había estado en mi cabeza por los últimos días, Rika había estado aterrada como la mierda, todavía recordaba el cómo se había estremecido, y lejos de que me gustara, los deseos de golpear al causante de aquello me habían sorprendido. Ella era un problema, uno el cual me había jurado deshacerme.
Nate y Saber estaban hablado, pero no estaba prestando atención a lo que decían, por la única razón que sabía que ahora se encontraban en una disputa, era por el parloteo de Nate. El tipo odiaba a Saber con pasión, y Saber sabía cómo joderle. Incluso cuando todos nos conocíamos desde pequeños y habíamos formado un lazo, esos dos se pasaban con deseos de sacarse la piel.
—Meo, hijo de puta. —tuve que obligarme a observar a los chicos al escuchar a Nate. —¿Le puedes decir a este hijo de puta que ponga atención? —no pude evitar poner los ojos en blanco al escucharle.
—Y te quejas de por qué no te toman en serio. Eres un chiste, Wolf. —no me podía importar menos si los dos se partían la madre, siempre lo hacían y luego lo superaban.
—Eres un hijo de puta frío. —espetó Nate, terminando de envolver el cigarrillo de hierba que había estado preparando.
—No. Ese es King. —se defendió Saber, quitándole el cigarrillo para luego encenderlo y dar una profunda calada.
—No toques mi mierda, hijo de puta. —Nate intentó arrebatarle el cigarrillo, pero Saber me lo ofreció. —Son unos hijos de puta. —protestó, pero Saber solamente sonrió como el puto gato de Cheshire que era.
No dije nada, era una mierda perdida meterse en lo que tenían esos dos. Me llevé el cigarrillo a la boca y tomé una profunda calada, soltando el humo por la boca.
Fumar hierba no era algo a lo cual estaba acostumbrado, no como Nate quien tenía un amor por la marihuana recreacional, pero si había compartido unas que otras caladas con los chicos.
—Le decía a Saber sobre la fiesta para el cierre de verano. —se quejó cuando le pasé el cigarrillo.
—Wolf, hiciste una fiesta. —el tipo no conocía límites. —Pero tienes un punto. —nos encontrábamos a finales de agosto, y por lo general siempre se hacía una fiesta para dar la despedida al verano, era más una mierda tradicional.
—¿Qué quieres hacer? —Saber lo observó con curiosidad. —No me interesan las orgías o los tríos. —pero esto último lo dijo con un extraño brillo en los ojos.
—Meo que la haga. —arqueé una ceja al escucharlo.
—No. —fue mi negación.
—Te toca, no tienes escapatoria. —Saber no se inmutó mientras me observaba. —Es tu turno, King. —era un hijo de puta, estaba seguro de que se estaba divirtiendo con aquello.
—No quiero hacer una puta fiesta donde todos tomaran y joderan bajo mis costillas. —les dejé saber, pero ambos me observaron como si había dicho la cosa más estúpida del jodido universo. —Dejen de mirarme de esa manera o joderé la mierda fuera de ustedes. —advertí.
—Quiero ver que lo intentes. —sonrió Saber. —¿Desde cuándo te niegas a una fiesta? —sentí su nivel de interés y el hijo de puta no era de aquellos. —Una persecución no estaría mal. —el hijo de puta podía observarte como si pudiese descubrir tus secretos.
Me puse de pie, estaba demasiado enojado con su repentina observación. Froté detrás de la nuca y supe que era momento para marcharme.
—Es la chica nueva. —escuché las palabras de Nate, haciendo que todo mi cuerpo se tensara.
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Entre Mentiras
Teen FictionRomeo tuvo su Julieta Bonnie tuvo a su Clyde Jack tuvo a su Jill ¿Quién dijo que la vida se hizo para que todos fueran felices? Desde temprana edad, aprendes lo que son la maldad y la fealdad en las personas. Desconfiar de los demás no es difícil;...