Capítulo Tres

673 78 13
                                    


Rika

—No puedo creer que la perra estirada de Lynnette estuviese aquí. —decía Jules desde mi cama.

Había llegado justo cuando me había despedido de @FGhost, y prácticamente luego de suplicarme y disculparse por el abandono de anoche, no pude seguir enojada. Ella era a la única que parecía agradarle mientras me encontraba aquí.

—Olvídate de Lynnette. Mejor cuéntame sobre ese chico de anoche. —le dije.

—Eres prácticamente virgen, nena —me dijo y le tiré unas de mis almohadas. —Tuve como dos orgasmos antes que me follara...

—¡Jules! —protesté. —¡No quiero saber lo que hicieron! —sin duda, ella no tenía mucho pudor. —Solamente quiero saber si te gusta.

—Ri, estamos en RCC, aquí todos follan con todos, si te gusta un chico ten por seguro que dos o tres otras se lo han follado. —me dijo.

—¿Eso quiere decir que no te gusta? —estaba demasiado confundida ante sus palabras.

—Me gusta, no es feo, pero no es material para novio. —no parecía muy afectada si me lo preguntan, pero no eran mis asuntos. —¿Qué te pondrás esta noche? —me preguntó con curiosidad.

—No creo que mi vestimenta importe mucho. —pero a aquellas palabras abandonar mis labios, Jules me observó como si fuese de otro planeta.

—Todas mueren por pertenecer a la fraternidad y tú lo vez como cualquier cosa. —me regañó.

—¿Irás conmigo? —estaba demasiado nerviosa como para ir sola.

—No me lo perdería. —por lo que sabía, Jules estaba en otra fraternidad, una donde había estado su madre cuando hubo sido estudiante de RCC. Según ella, era algo de generaciones.

Había podido observar que era muy popular, y donde Lynnette era la presidenta del consejo estudiantil, Jules era la capitana del equipo de porristas.

—Deberías hacer la audición para el equipo de porristas, definitivamente te aceptaría.

—Prácticamente tengo dos pies izquierdos para eso, no creo que funcione. —y no era de ser mala en los deportes, era que ser porrista no estaba en mis planes o futuro.

—Bueno, cuando estés preparada no dejes de decirme. Necesitamos una pelirroja natural. —no creía que aquello fuese posible en un futuro cercano o lejano, pero ella no necesitaba saber aquello. —Entonces, la fraternidad...

—No quiero ser parte del grupito de Lynnette. Estoy segura de que me odia y tampoco es que quiera ser su amiga. —mis palabras enviaron un brillo malicioso a los ojos dorados de Jules y una sonrisa a sus labios como si se le hubiese ocurrido una excelente idea.

—Vamos. Puedes rechazarla delante de todos y enviarla al demonio. —debo confesar que a veces Jules podía asustar con sus ocurrencias. —Eso sería una bomba para todo RCC y la abeja reina se vería en un buen aprieto.

No me mal entiendan, amo a Jules, pero creo que a veces se deleita demasiado con el sufrimiento de otros.

—Eres de tener cuidado. —sonreí y le lancé mi almohada nuevamente.

—Ri, vamos, Lynnette no es una santa y blanca paloma. —bueno, no podía protestar con aquello. —Aunque te confieso que me tiene intrigada, ella ni siquiera pertenece a alguna fraternidad. —dijo pensativa. —Es intrigante su interés en ti.

—Supongo que no es tan malo. Solamente vamos y rechazo su oferta. —mis palabras hicieron que su sonrisa se ensanchara. —No tiene sentido.

—Te juro que si me gustaran las chicas te besaría en estos momentos. —bromeó.

Entre MentirasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora