El Hanahaki, o la enfermedad de las flores, era algo que todos temían. Desde una edad temprana, en todas las escuelas era obligatorio comprenderla y estudiarla; nunca estaba de más saber sobre el tema. Temida por muchos y odiada por otros, Renjun no sabía realmente dónde se situaba en ese espectro, hasta que los primeros síntomas se manifestaron. Fue entonces cuando lo comprendió: odiaba el Hanahaki con toda su alma, pero también sentía un terror profundo al darse cuenta de que su vida estaba pendiendo de un hilo. Con un embarazo inesperado en camino y una flor de lino rosa tatuada en su hombro desde su nacimiento igual a la de todos, que cumplia con el unico objetivo de ayudarlo a encontrar mas facilmente a su alma gemela, Renjun se enfrentaba a una encrucijada de emociones que lo consumían por dentro. Esa flor, cuyo significado y a quién estaba ligada eran un misterio, era un recordatorio constante de su vulnerabilidad. No sabía si viviría para ver el futuro que se gestaba dentro de él, o si esa flor, incrustada en su piel, sería su sentencia final.