A Pete no debería haberle sorprendido sentir la mano de Vegas sobre su rodilla, pero aun así sintió que la pierna le daba un pequeño respingo al contacto, sobre todo cuando la mano de Vegas empezó a subir lentamente por su pierna, hasta posarse sobre la entrepierna de Pete, sin tantear, sólo como una cálida presencia. Pete quería mantener la calma y la serenidad y sabía que sería capaz de hacerlo, pero no pudo resistirse a mirar a Vegas con el rabillo del ojo y luego establecer contacto visual directo con Ben al otro lado de la mesa, dejando que una sonrisa se dibujara en la comisura de sus labios mientras giraba sutilmente sus caderas hacia la mano de Vegas. [...] O, cinco veces Vegas le hizo una paja a Pete en secreto en público y una vez Pete le devolvió el favor.