No estaba bien mentalmente...sentía la necesidad de que ese planeta de color azul claro lo mirara a él y solo el...no paraba de espiarlo, no paraba de suplicarle a las estrellas que en algún año, día, semana o mes ese planeta que tanto deseaba le pertenezca... Estaba en un punto de locura donde ni siquiera un sicólogo podía con su problema mental. Sus propias lunas trataban de ayudarlo con ese problema, pero al tratar, ellas mismas se volvían locas al punto de suicidarse colisionando con asteroides y terminar siendo cenizas al no poder aguantar la mente y las palabras tan enfermas de su propio planeta... -"Déjame en paz Neptuno..."- Esas 4 palabras fueron suficiente para que el perdiera la poca cordura que le quedaba.
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