Mi nombre es Sam, soy un doctor , o al menos eso decía mi placa hace 10 meses, cuando por última vez recibí a un paciente. Ahora mi consultorio está vacío, mi botiquín está vacío, mi alma está vacía. Mi casa es un reflejo de mi vida, rota y desordenada. Los muebles están tapados con sábanas blancas, como si estuvieran cubriendo mis propios secretos. El polvo acumulado es un recordatorio constante de mi letargo. La pintura de las paredes se está descascarando, al igual que mi propia voluntad. Mi trabajo como doctor era mi pasión, mi razón de ser, pero ahora es solo un recuerdo lejano. El alcohol se ha convertido en mi compañero constante, mi confidente, mi médico. Pero ni siquiera él puede curar las heridas que llevo por dentro. Mi alma está rota, al igual que mi casa. Ambas necesitan una reparación urgente, pero no sé por dónde empezar. Tal vez, solo tal vez, si logro arreglar una, pueda arreglar la otra. Pero hasta entonces, seguiré aquí, en este consultorio vacío, con mi botella de alcohol y mis pensamientos que me consumen.
8 parts