(Continuación de la obra El Rey Errante de Laura Gallego García). Me sentí completamente inspirada en mi infancia tras leer esta obra perfecta de L. Gallego, así que decidí hace poco escribir la continuación que me habría gustado que poseyera la real. “Hubo una vez una época, antes de Mahoma y el Islam, en que Arabia fue tierra de misterio y leyenda. En aquella era, que los árabes llamaban Yahiliyya o tiempo de ignorancia, todo era posible, porque no había más reglas que las del honor y el amor, que a menudo las rompen todas. Entonces las ciudades apenas eran aldeas grandes junto a los oasis; los djinns, espíritus elementales del desierto, podían sorprender al viajero incauto en cualquier recodo; toda la tierra poseía una magia especial, y solo había tres cosas que los árabes valoraban por encima de sus creencias personales: el amor, el honor y la poesía. En aquella época mítica existió un hombre del que hoy no quedan más que retazos de confusas leyendas, un hombre que emprendió una búsqueda épica y que fue llamado, por diversas razones, el Rey Errante. He aquí toda su historia.”