huir hoy, vivir mañana • 01

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Era un día nublado, demasiado oscuro para ser real. El “campeón” de los hylianos se encontraba galopando lejos del palacio, asustado, temiendo por la posibilidad de ser seguido por la guardia real a la que en algún momento vió como una familia. 

Intentaba no mirar atrás, intentaba no asustarse por los truenos, intentaba tener valor para afrontar en lo que se había metido sin querer.

— ¿por qué yo? —se preguntaba a sí mismo, dentro de su pequeña cabecita— ¿por qué siempre he de ser yo? —repetía, y es que la situación por la que atravesaba no podría tomarse muy a la ligera.

Un rayo impactó a la par suya, haciendo que el caballo se alzara en sus dos patas, gritando por el miedo, el clima no lo estaba ayudando.
El menor cayó del caballo, adolorido, se puso de pie nuevamente.

— ¡Cálmate! por favor ¡Cálmate! —pedía, en lo que intentaba agarrar las riendas nuevamente,— ¡Por favor, no me hagas esto ahora! —gritó mirando a los ojos del equino, notando que el animal estaba tan asustado como él.

No demoró más, volvió a subirse en la montura, sacudió las riendas y se desvió del camino, regresando en sus pasos hasta perderse entre los árboles. Al parecer, ya no iría a la región de los Zora.

•🗡️•

— ¿¡Cómo que ha escapado!? —pregunta una muy enfurecida rubia, mirando a sus guardias con desdén e irritación— ¿¡Que acaso no eran ustedes los únicos que podían atraparlo!?

Para los allí presentes era un poco humillante que la próxima reina decidiera regañarlos en el salón del trono, frente a todos. Se sentían miserables y es que en parte no querían cumplir su labor, no querían herir al que fue el tesoro más valioso de entre los guardias de Hyrule.

— Lo sentimos, su majestad —respondió uno de ellos, agachando la cabeza.

— ¿¡Lo sienten!? —bociferó, tensando al grupo de guardias que se hallaban frente a ella— ah... ¡Lo sienten! —una sonrisa desquiciada se asomó en su fino rostro, sus ojos ya no despedían “amor” como cuando estaba su guardaespaldas, Link— ¿¡Sabían que un "Lo siento" jamás soluciona nada!?

— Lo sabemos, majestad —respondieron casi al unísono.

— ¡Encuentrenlo cuanto antes! ¡Es una orden, yo...! —gritó histérica, asombrando a todos los presentes de la corte— ¡Quiero obtener información de él para mañana en la mañana!

— No sé si sirva de algo, pero logramos ver que se dirigía a la región de los Zora —se apresuró a decir el menor de los guardias, alzando su mirada, apretando la mandíbula, nervioso, mirando fijamente a la princesa.

Zelda, la futura reina de todo Hyrule, pareció haber desprendido una pizca de sincera felicidad y armonía. Dicha pizca fue extinguida por otra de locura y posesión.

— ¿De verdad? —musitó, viéndose ahora como una niña que desea saber más de un truco que la aturde de felicidad— Entonces... —tomó un cuchillo y con suma delicadeza pasó la punta del mismo hasta la locación que le habían dicho, puesto que en aquella mesa se hallaba un mapa de técnicamente todo el continente— ¡Allí, iremos! —finalizó, clavando todo el cuchillo en el centro de la región Zora, lo había hecho con tanta fuerza que el arma blanca traspasó la mesa.

Los soldados temblaban, ¿habrían sido dominados por una loca?, tenían miedo de lo que ella pudiera hacerle al “héroe”. Para ser sinceros, nadie sabía con exactitud el motivo por el cual Link había escapado, mucho menos sabían porqué la princesa tenía tanta prisa con encontrarlo.

Algo era seguro y es que todos temían por el pequeño rubio de ojos zafiro.

Obey Me • GanLinkDonde viven las historias. Descúbrelo ahora