Obey Me • GanLink

noche lejos del hogar • 10

El mayor guía a sus compañeros a sus respectivas habitaciones, atravesando por pasillos que brillan con tonalidades azules, las cuales desde la muerte de la princesa Mipha brillan con desdén, como si fueran consientes de la pérdida de un ser querido en la familia real.

Todo el camino hacia los mismos dormitorios es en completo silencio, cosa que agradece el “campeón” de Hyrule puesto que no quiere escuchar nada, ni una palabra en lo que resta la noche.

— Esta es su habitación —señala, abriendo las puertas de un gran dormitorio con una gran cama matrimonial de agua, sábanas azules, lámparas que brillan solo con la llegada de la noche, ventanas que permiten que la habitación siempre rebose de aire fresco en compañía de hermosas cortinas de seda con una hermosa vista hacia los alrededores—, por favor, pasen.

— Agradecemos el gesto, Sidon, pero...

— No hay pero que valga, Ganon —sonríe con melancolía—. Es lo menos que podemos hacer luego de que tu y tu... —baja su mirada, topandose con Link— novia, hayan tenido un largo viaje.

— Supongo que no podemos resistirnos —toma al menor de la mano, ingresando con él en la habitación.

Por unos pequeños instantes, el de rojo creyó tener al mismo Link frente a él, ocultándose tras suaves y costosas telas pero ¿en realidad habría sido él?

En lo que las puertas se cierran solo queda él y Revali, quien lo mira con desdén, apretando su pico.

— ¿En serio? ¿No le viste algo raro?

— ¿Algo raro, como qué?

— ¡Olvídalo! —el Orni frota sus sienes, está cansado, ya hasta teme ver cosas que no están allí— Solo llévame a mi habitación.

— Por supuesto, es por aquí, sígueme.

Ambos retoman el camino, alejándose rápidamente de la habitación para los dos “amantes”.

•🗡️•

Se habían logrado acomodar entre las sábanas, claramente algo incómodos, era la primera vez que dormían juntos.

— ¿Seguro que no quieres que me vaya al sofá qué está al lado de la puerta? —pregunta, recibiendo por respuesta una negación con la cabeza, por parte del rubio— Bueno.

Ganon siente como le pican el brazo, voltea a ver al adolescente, quien se acerca a su oído y comienza a susurrar de forma suave.

— ¿Crees que hayan sospechado? —pregunta, procurando que solo el moreno pueda oírle.

— No lo creo —niega con la cabeza—, estuviste bien, bastante bien —se deja llevar por el momento, plantandole un suave beso en la frente, sorprendiendo a su acompañante—. ¡Oh! Lo siento —se disculpa al ver el rostro enrojecido del de ojos azules.

Toma un poco de distancia, mientras que el de piel pálida solo puede pensar en cómo se sintió aquel beso en la frente.
Aquella muestra de afecto no era como las que Zelda le brindaba en ocasiones en el pasado, esta tenía algo que la hacia especial, algo que le hacía sentir bien y seguro.

Poco a poco dejó de pensar en el tema, cayendo dormido, olvidando por un momento todo el tema y situación que lo rodeaba.