malas nuevas • 09

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— Lamentamos haberlos llamado a ustedes y solo a ustedes —habla el rey Dorphan, con un claro tono de voz que solo inspira tristeza—, pero son de los pocos en los que podemos confiar.    

— Con todo respeto, Rey Dorphan, no es muy halagador cuando cita a dos razas —comenta el orni de cobalto, mirando de reojo al rey de las Gerudo, quien le devuelve la mirada con desdén.

Se encontraban los representantes de aquellas tres razas reunidas en el salón del trono del palacio Zora, si bien no eran muchos era imposible no sentir cierto peso, en especial cuando había una raza de más infiltrada, temiendo por su seguridad.

— ¿Qué es lo que ha ocurrido? —pregunta el moreno, en lo que mira atento al rey Dorphan.

— Mi hija, Mipha, ha muerto.

La pronunciación de aquellas palabras provoca que todos los presentes queden sin habla, menos uno, el más joven de todos los presentes no puede evitar un pequeño grito agudo de espanto.
La “vai” de Ganondorf es a quien más le afecta la noticia, baja su cabeza y parece retener las lágrimas, para Link esto es difícil, la recuerda a ella, la Zora que lo cuidó y acompañó en gran parte de su vida, una amiga, casi una segunda madre... ¿por qué la vida es tan injusta?

— Eso... lo lamento mucho —es lo que responde Revali, mientras mira con tristeza el piso, esto es impactante.

— Mis más sinceras condolencias, pero... ¿Sabe quién fue? —el Gerudo no puede quitar su mirada de encima del rey Dorphan, quien los ve con dolor en su pecho, acaba de perder a su hija y no se siente dispuesto a dar nombres.

— Pues...

— ¡Claro que lo sabe! —el príncipe Sidon no puede evitar estallar en enojo— ¡Claro que sabes quién fue, padre!

— Hijo, no podemos precipitarnos, quizás...

— ¡¡No!! ¡Yo la ví, fue la misma princesa Zelda! —todos, tanto Orni, como Gerudo y Hylian e incluso los guardias que vigilan la sala abren sus ojos de par en par— ¡¡Ella es la responsable de todo, ella le arrebató la vida a Mipha!!

El príncipe de los Zora no parece ser el mismo de antes, es obvio que la repentina muerte de su amada hermana le ha afectado más de lo que se pudo imaginar, ¿cómo culparlo? aquella híbrida era un pilar base en su vida, ¿qué haría sin ella ahora?

— ¿La princesa Zelda? ¡Imposible! —la ave ríe, negándose a todo hecho— Es una niña, no pudo hacerlo, ¿estás seguro de que no viste mal, sesos de alga, eh? Su guardaespaldas, Link, el niño de la Trifuerza del valor es rubio como ella.

— ¡¡Ese es el detalle, Link no estaba con ella!! —su tono de voz solo puede subir, sin detenerse— ¡Es más! Por eso es que ella estaba aquí, ¡ella vino, creyendo que lo teníamos aquí! Cuando la verdad es que nosotros ni siquiera sabemos si sigue vivo o no —ríe histérico—, quizás ella ya lo asesinó y ni se ha dado cuenta.

El rey Gerudo tiembla en su interior, dedicándole una rápida mirada al hyliano, notando que este tiembla como gelatina en pleno sismo.

— Así que la princesa tiene tendencias en asesinar a personas que son importantes para la vida de los demás —comenta, diciendo lo primero que surcó por su mente.

— ¿Qué quiere decir? —el híbrido se inclina hacia adelante en su trono, interesado.

— Hace ya muchos años la princesa Zelda se cobró la vida de mi madre, Urbosa —se cruza de brazos, alzando la mirada hacia el rey de los Zora—, fue un día trágico, aunque tomando en cuenta la edad que tenía la princesa para entonces no me sorprende que la haya mandado a asesinar por puro capricho, a fin de cuentas sus guardias son incapaces de llevarle la contraria aún si saben que lo que hacen está mal.

— Así que ella fue la responsable de la muerte de la matriarca ¿eh? —Dorphan siente comprender su dolor, las pérdidas de una hija o una madre son imposibles de borrar— Lo siento mucho.

— Forma parte del pasado ahora.

— Si hizo eso con la mujer que la crió en hizo lo mismo con su mejor amiga, ¿qué nos puede asegurar que no le pudo hacer lo mismo a su propio guardaespaldas? —Revali parece dejar su egocentrismo a un lado, centrándose en el tema de forma impresionante.

— ¿Qué quieres decir con eso? —Sidon no puede creer lo que escuchan sus oídos.

— ¿Acaso soy el único con los chismes al día? —sonríe de lado— Es obvio que la princesa Zelda siempre estuvo enamorada de aquel al que llamamos campeón de Hyrule, aunque bueno, él no le daba atención, simplemente hacía su labor.

— Ve al grano —exige Ganondorf.

— Unan los puntos, una loca frente a un adolescente que no corresponde sus sentimientos —mira a los presentes—, no es de extrañar que pudo hacerle lo mismo sin que nadie supiera algo.

— ¡Eso es imposible! —el zora menor tiembla ante la posiblidad de que esa mujer le haya podido hacer algo a su único mejor amigo— Link no se dejaría, ¡no de ella!

— Bueno, y si no está muerto, explícame el porqué no está aquí para empezar.

— ¿Eh?

— Se supone que los Zora se llevan bien con él, pues bien, si se supone que sigue vivo ¿por qué no estaría aquí?

— ¡No lo sé! —el siguiente al mando está demasiado confundido, la preocupación lo devora por dentro— ¡Quizás!... ¡Él quizás fue al desierto Gerudo!

Ganon y Link no pueden evitar tensarse, el rubio quiere desaparecer de allí cuanto antes y esconderse debajo de una piedra.

El Orni solo puede soltar una gran carcajada, la cual se gana una mirada de desprecio por parte del rey Dorphan.

— ¿Un hyliano en el desierto Gerudo? ¡Solo un loco tomaría esa opción como su única salvación! —sonríe con malicia— Los hylianos, a diferencia de nosotros los Orni, no podrían tolerar las altas temperaturas del desierto, no... no serían capaces de sobrevivir sin ayuda.

— Rey Ganondorf —Sidon mira al mencionado con esperanza—, necesito que me diga si en su reino a logrado ver a algún rubio como Link, sé que lo conoce, no me mienta.

— Por desgracia, no he podido ver a Link tampoco —su “vai” suspira suavemente, aliviado—, pero tengo una corazonada que me dice que está bien en algún lugar.

— En el cielo con los muertos, es obvio —murmura el híbrido de ave.

— ¡¡Suficiente!! —todos dirigen su atención al rey más grande— Esta conversación no llega a nada, ¡absolutamente nada! —mira a los presentes— Lamento mucho haberlos hecho perder su tiempo aquí.

Sidon suspira, rendido.

— Pueden pasar la noche aquí, si así lo desean.

— ¿Por qué no? —el de plumas cobalto alza y baja los hombros— No creo ser el único que sigue cansado del viaje.

El de velo celeste no puede evitar sentirse culpable por la muerte de su mejor amiga, ¿qué habría pasado si en realidad se hubiera ido a la región Zora? ¿se habría salvado?

Obey Me • GanLinkDonde viven las historias. Descúbrelo ahora