Capítulo 8

25 2 0
                                    

Y para ser franca, me gustó que haya dado señales de vida por medio de un mensaje, menos mal que esté bien, espero hacer bien el trabajo que me pide cuidarlo, no sé qué hace Julián, despierta algo en mi que jamás en mi vida había sentido, es extraño, es como si ambos purificáramos nuestras vidas, suena loco; sin embargo es cierto.

Ya era sábado, y era el día en que a Julián le iban a hacer la operación, sólo me alistaré, tomaré mis medicamentos y nos veremos en el Hospital Northwestern.

Julián apareció después de mí, me saludó con un beso en la mejilla, me sonrojé un poco pero pude controlarlo, se preguntarán ¿por qué te sonrojas? Será porque me sigue dando vergüenza el último beso que tuvimos, fue vergonzoso y más porque corrí más que en un maratón.

Entramos, él estaba un poco asustado pero su sonrisa podía ocultarlo un poco ¿a quién no le asustaría que de una operación dependa su vida? Yo sólo le decía que no tuviera miedo, todo saldrá bien. Se encontró con el doctor ¿Martens? Mi doctor, por dios, pero parece que no me reconoció porque me oculté de inmediato, no sé porqué lo hice pero... lo hice de todos modos. A Julián, no lo volví a ver, la enfermera me dijo que si gustaba podría esperar hasta que terminara la operación, para ser sincera... tenía miedo de que algo saliera mal, pero bueno, menos pensamientos pesimistas, seré lo más positiva, estaré el mayor tiempo posible con Julián, quiero hacerlo sentir lo menos solo posible.

(...)

Han pasado 4 horas, y sólo lo que he ingerido a mi estómago es un pan con mermelada y un café negro para mantenerme despierta, me paraba cada cierto minuto por si venía el cirujano y me dijera que todo está bien, pero pensándolo bien, yo no soy un familiar... un segundo... ¿y su familia? ¿Dónde rayos está la familia de Julián? De inmediato fui con la secretaria a preguntar por la familia de Julián.

-Disculpe, la familia de Julián Evans ¿está aquí?
-Oh linda, su familia tuvo un accidente hace unos meses, están en este hospital son los señores...-hizo una pausa para buscar sus nombres en su computador. -Robert y Sara Evans, están en las habitaciones 156 y 158, ¿eres familiar?
-No, está bien... gracias.

Con razón no hablábamos mucho de la familia, ya sabía que él evitaba ese tema igual que yo, pero no sabía el porqué exacto, más misterios y como había dicho, me tengo que dar cuenta de las cosas yo misma.

Caminé por los pasillos del hospital, pensando en todas las cosas que me han ocultado, en los tantos "olvídalo" que me tienen intrigada, las indirectas que no captaba y los besos robados de Julián, perdí tanto la noción que prácticamente estaba soñando despierta, de nuevo. Caminando en un sendero de flores negras, a lo lejos estaban mis padres teniendo una plática tranquila y sin discusiones, diciendo que yo soy la hija más maravillosa, rápido identifiqué que era una alucinación, solo moví la cabeza de un lado a otro, y de nuevo tenía mi vista fija en el piso del pasillo del hospital, en cuanto menos pensé, estaba en la habitación 156, quizá es el padre de Julián.

Pasé cuidadosamente y efectivamente, llevaba unos tubos en la boca, varios cables por su cuerpo, estaba totalmente pálido, casi como Julián, así que quise hablarle de varias dudas, es estúpido, pero con quién podré abrirme como un libro.

-Bueno, quiero contarle que, mi vida es un total lío, de un día para otro su hijo aparece por mi camino, haciendo que sienta cosas que jamás en la vida podría haber sentido, es amante de la música y su piel es tan pálida como la suya, señor Evans.

«Como puede notar, estoy aquí por una razón, su hijo está en una operación algo grave pero puede que haya posibilidades que se pueda disminuir o eliminar totalmente su cáncer, ¿no cree que eso es maravilloso? No puede decir lo mismo de mí, hace unos pocos días supe que era terminal, no es tan lindo, sin embargo debo agradecerle a su hijo por su cautivadora forma de ser conmigo, él le teme tanto al olvido aunque no lo admita del todo, él solo quiere que yo lo recuerde y...»

Interrumpió una enfermera, rápido hizo un escándalo porque creía que era un peligro que estuviera ahí con alguien en coma, ni que mi enfermedad fuera contagioso, no se asusten... no lo es.

Después de haber sido educadamente corrida de la habitación 156, fui a caminar hasta la sala de espera, donde me dirán si ya había finalizado la operación de Julián, muero de ganas por saber, pero mi cara no lo aparente, otra de las cosas que amo y odio de mí.

-Disculpe señorita, la operación de Julián Evans ¿ya dio su fin?
-Mmh... vino el doctor que se hace cargo de su cirugía, por lo visto hubo complicaciones y...

En ese mismo instante, todo se nubló, ¿acaso necesito lentes? Ó ¿soy yo?

Me fui a sentar lentamente, a hacerme tantas preguntas sin respuesta aún, qué haría sin mi Julián... o esperen... ignoren el mí, diablos.

Saqué el móvil y quise llamarle a Kim, a decirle que venga aquí porque quiero abrazar a alguien y no a la secretaria regordeta que tengo frente a mí. Me armé de valor y... le envié un mensaje a Kim.

"Ven por favor al Hospital North..."
"Insofacto."

En cuanto menos lo pensé, Kim estaba sentada a un lado mío, creo que sus mensajes son totalmente creíbles, cada vez es menor predecible, ¿qué le está pasando a mi mejor amiga?

(...)

Ya eran las 11 de la noche y sin noticias de Julián aún, pero parece que lo invoqué porque de inmediato apareció el doctor que lleva su caso.

-¿Morgan Alice?

-Yo, ¿qué le sucede?

El doctor buscó en su... esa cosa que llevan los doctores. -Julián se encuentra estable, por el momento no puede recibir visitas pero, se encuentra bien, la operación fue un éxito.

En eso sentí una gran alegría por dentro que no pude evitar darle un abrazo a Kim por la increíble noticia que me habían dado, él estará conmigo... por ahora.

Después de unos minutos de haber sabido la noticia, me entraron unas enormes ganas de ir al sanitario de mujeres, corrí prácticamente. Entré y fui a vomitar, un color rojizo llamado sangre, que sabía horrible, definitivamente no hubiera sido una gran vampira, claro, si lo hubiera sido.

Me miré al espejo y estaba toda mi boca llena de sangre, como si hubiera casado un animal. Me lavé con intensidad, pero no se quitaba la sangre, ¿qué rayos está pasando?, las luces empezaban a cortarse, y los lavabos se abrían solos. Miro de nuevo al espejo y una sombra está detrás de mí, volteé de inmediato y no había nadie, de nuevo mis alucinaciones estúpidas

La sangre por fin se pudo quitar, quise acomodarme el cabello o más bien, peinarlo con mis dedos, pero ocurrió algo, al primer agarre de mi cabello tenía un gran mechón castaño en mis manos, no... esto no puede estar pasando... ¿me quedaré calva por éste maldito cáncer? No pude tener el peor.

Llegué a casa empapada por la lluvia y para poder dormir un rato, mi padre miraba detenidamente la televisión y para ser franca, no quise molestarlo en su gran partido de soccer.

Subí a mi pieza, me puse la pijama, pero en ningún momento pude dormir, algo me impedía hacerlo, sólo daba vueltas y vueltas sobre mi cama, y cada vez soltaba más cabellos, este debe ser un mal sueño Alice, debe serlo, sí, sí. Apreté los ojos con tanta fuerza hasta que salieron las lágrimas con intensidad, hasta que pude presenciar el sueño que le hacía falta a mi cuerpo.

Alice, debió ser un mal día y bueno a la vez.

¡Hola! Para las personitas que leen esta novela, se los agradezco con todo mi corazón, me gusta ver que poco a poco cada pedazito de cielo lee cada capítulo y eso hace que mis boca forme una sonrisa, espero les guste. Y no olviden pasarse a mi nueva novela "la muerte de porcelana"

CicatricesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora