Capítulo 3

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Fui a darme una ducha para después ir al instituto, escuché unas voces abajo, bajé unos escalones y miré a mi padre y madre charlando sobre mi, no es de buena educación escuchar conversaciones ajenas pero era sobre mi, ¿qué más dá?
-Sam, no puedo hacer nada por ella, cada vez está más lejos de mi, sólo se va a la escuela y sin nada más-dijo mi padre con melancolía, me sentía mal pero no me importaba, no les perdonaré nada-. Así que, es mejor que te la lleves a Europa contigo.-
¡¿Qué?! Ni loca iré con esa bruja, con esfuerzo estoy con mi padre.
-Lo siento, Frank. No puedo mantener a esa malcriada, da gracias que vine a verla.- Me fui corriendo sin importarme que me hayan escuchado, me puse rápido unos jeans, mis vans y una camiseta de rayas, tome mi mochila y salí de este infierno. Tome el autobús, sólo quería irme al instituto, supongo que ahí estaré bien, te amo biblioteca. Llegue y tome un libro al azar, quiero entretenerme. En eso escucho unos pasos irritantes. - Hola Alice ¿qué haces tan sola?-Okay, Jev, no podrías llegar en mejor momento-pensé. -Hola, sólo escapaba de una confrontación familiar ¿algo que pueda ayudarte?-largate.
-Bueno, quisiera saber si... bueno, ya sabes que me encantan las películas y sé que a ti igual así que..-antes que dijera que me invitara a salir, lo interrumpí. -Jev, no saldré contigo, porque empezaran esas estúpidas charlas de qué es lo que me gusta, después dirás que a ti también, me sorprenderé tanto que habláremos de música y diremos cosas cursis, pasarán horas y horas, me llevarás a la puerta de mi casa, te daré un abrazo cálido pero tu querrás un beso, pasarán los demás días y seremos pareja. Así que, no Jev, no acepto tu invitación si era lo que me ibas a pedir, gracias, hasta luego. -tome aire de tan largo discurso.
-Oh, está bien, no te preocupes, adiós.
Salió corriendo, casi corriendo, creo que lo espanté por accidente, es un buen chico pero es muy irritante y no tengo tiempo para estar con alguien, paz para mi.

Como el día paso tan rápido por eso y también porque estaba demasiado agitada, necesito descanso. Tocó la campana, puse mis cosas en el casillero, lo cerré y salí con calma a tomar el autobús. Me senté a esperarlo, me puse los audífonos y a leer un rato, no tenía prisa de todos modos.
Siento que alguien se sienta en la misma banca que yo, miré de reojo, si, no pude evitarlo, y era... Julián.
-Hh-ola, A-Alice. -dilo con tartamudeo y dudoso. -¿qué haces?
-Leo-solté una risa porque era algo obvio por tener un libro en la mano.
-Dios, pregunta tan tonta hice. -dijo susurrando pero de todos lo escuché. -Más bien, ¿a quién escuchas?
-Por el momento a ti. -sus mejillas se tornaron de un color rojo, si sabía a qué se refería, pero sólo quería decirlo.
-Jaja, bueno, me refería a lo que escuchabas con tus audífonos...
-Slow life de grizzly bear.-dije.
-¿Quieres ir a tomar un café? -dijo con brusquedad.
-Lo siento, me tengo que ir, adiós, fue agradable verte de nuevo. -Sé que me miré mal al rechazarlo de esa forma pero, sólo quería estar sola en un lugar.
-Lo siento, sólo quería estar con alguien, no es fácil ser el nuevo toda la vida.
-Vamos a caminar entonces pero, sólo no me hables, quiero dejarme llevar si no te importa. -dije
-Claro, está perfecto.

Creo que casi recortemos todo Chicago, y notaba que ya empezaba el frío, pero no iba a dejar que me fuera su chaqueta, es demasiado anticuado y además... no soportaría ver sus brazos tan heridos. En eso el rompió el silencio después de un par de horas. -Alice, espero no te importe pero, ¿podemos caminar lo que resta de la tarde? No sabía que fuera tan genial.-lo dijo tan dulce, pero no quise darme la molestia de decir algo, sólo le puse un audífono en su oreja, y seguimos caminando.

Nos sentamos en el mismo árbol que hablamos ayer.
-Tengo cáncer, por eso entré al instituto para saber que cuando muera tenga al menos una amiga la cual me recuerde. -dijo con frialdad y sólo miré que soltó una lágrima de sus ojos que se tornaron cristalinos. No quise decir nada el resto de la noche. Es mucho para mi esto que sólo me paré y corrí hasta mi casa. Fui al baño y me miré al espejo, corría sangre de mi nariz, otra vez ovvio el pánico, no más pánico, solté un grito que cubrió toda la casa, sólo me desmayé.

En eso, desperté, sintiendo miradas y luces azotando mi cara, sentí que alguien agarró mi mano y era... Julián. Pero no, estaba muy sedada, era Jev, me reí por dentro porque dolía moverme. Todo estará bien, Alice.

CicatricesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora