Capítulo 5

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Desperté en el mismo sitio después de que me desvanecí completamente, me levanté con un terrible dolor de cabeza me miré al espejo, estaba bañada en sangre (prácticamente), solo de mi nariz para abajo, y apesto a muerto, ¿qué rayos me pasa?
Fui directo a darme una ducha y me sentí muchísimo mejor. Me puse unos jeans, una playera negra y unos mocasines, fui directo al hospital donde me encontraba hace unos días.

—¿Se encuentra el doctor Martens?—le dije a la enfermera que creo que no escuchó ninguna palabra. Así que mejor lo grité. —¡¿Se encuentra el doctor Martens, señorita?!
—¿Tienes cita?—dijo la escurridiza secretaria, ¿que no ve que estoy de lo más pálida?
—Disculpa pero, hace unas horas, me desmayé en mi propio baño, desperté, me miré al espejo y parecía una fuente de sangre, así que, si no es molestia, ¿podría ver al doctor?
—Está bien, se encuentra en su despacho, está por el pasillo a la derecha.
Fui muy deprisa a su despacho, entré y lo vi analizando unos expedientes, o supongo que eso eran.
—Hola Alice, ¿en qué te puedo ayudar?
—Doctor, me siento del asco, deme algo para sentirme mejor.—creo que fui demasiado explicita, supongo.
El doctor sólo puso el ceño fruncido, escribió en una hoja los medicamentos y me los entregó en la mano, no quise despedirme, estaba muy furiosa porque no me habían dado nada, ni siquiera específicado en qué embrollo estoy metida, éste cáncer me está empezando a fastidiar con tantas migrañas y dolores por todos lados

Al ya tomarme los medicamentos, me sentí mejor pero con un terrible sueño, supongo que eran los efectos secundarios porque al verlo eran muy fuertes, se me cierran los ojos, así que rápido tomaré un autobus para llegar a darme una siesta en casa.

Estaba ya en la parada del transporte pero, era domingo. El peor día para tomar un transporte, son escasos los que pasan, así que me senté a esperar un milagro.
—¿Alice?—era la voz peculiar y única de Julián, ¿enserio me lo tengo que topar en todos lados? Creo que tenemos alguna conexión o no sé, debo de dejar de que mi mente me vuelva loca.
—Hola Julián... ¿qué te trae por aquí?
—Fui al hospital por la quimioterapia, por lo visto me quedaré sin cabello.
—Wow, entonces yo igual me quedaré sin cabello.—dije asustada.
—No lo sé, depende de qué tan grave, mejor no me hagas caso, no soy doctor...—sólo le sonreí, pero todo se volvió tan silencioso, sólo se me cerraban los ojos.
—¿Alice? ¿Te estás durmiendo?—mis mejillas se tornaron muy rojas.
—Oh lo siento, es que los medicamentos me debilitan mucho...
Julián sólo asintió, y me cargó como a una princesa, sólo le rogaba que me soltara pero él sólo seguía, creo que mi delgado cuerpo no pesa tanto porque él aunque se ponga esas sudaderas se ve que es algo fuerte, es una lástima que se irá de este mundo, tengo que ser realista para que después no duela tanto su partida.
Julián llegó a mi casa, abrió la puerta con facilidad y me dejó en la sala de estar, él sólo dijo: "Descansa, espero no te vayas antes que yo." él creyó que no lo había escuchado, pero lo había hecho a la perfección, no puedo creer que él esté en todas partes, en momentos indicados, me está asustando.

Eran las 5:43 a.m. y Kim llamaba al móvil, contesté muy adormilada, lo que no entiendo es como mi teléfono esté justo alado, creí que lo había perdido o algo así.
—H-hola?
—¡Alice! Pensé que te había pasado algo, no te he visto en semanas, y me enteré que tienes un virus contagioso, que supuestamente no me querías contagiar, pero sabes que a mi no me importa, eres mi mejor amiga y estaré contigo aunque tengas tripofobia.—hablaba tan rápido que apenas si le pude entender cada palabra que había mencionado, me conmovió pero ¿quién rayos dijo que tenía un virus contagioso? Estúpidos.
—Kim, si hablas más lento podré entenderte, casi se te sale la lengua. No tengo ningún virus, sólo han sido unos días malos para mi, no te preocupes, ya nos veremos en la escuela mañana.
—¿Mañana? Pero si hoy es lunes querida.—mierda, es cierto, tengo que ducharme.
—Hablamos en unas horas, si quieres pasa por mi.—no esperé respuesta, sabía que lo haría porque siempre le niego que venga.

Después de haber quitado el "virus" de mi cuerpo como bañarme, cambiarme y toda la rutina que hago, bajé y estaban mis padres de nuevo, ¿otra vez? 
Sólo agarré un pan tostado, tomé jugo de naranjada, agarré mi mochila, llaves, y adiós. No quería volver a escuchar sobre mi, ya es suficiente. Kim llegó puntual, y como siempre... tuve que escuchar sus grandes historias con sus amigos y novio, igual me gustaría hablar de Julián pero, creo que ella tiene cosas más interesantes que contar, que deprimente.

El día fue bastante normal, no entraré en detalles ya que, no puse atención en cada momento de ésta mañana en el instituto, Kim se la pasó hablando de qué podría darle a su novio de cumpleaños yo sólo le decía que un desorodante, apestan a amor los dos. A julián no lo vi en todo el día, supongo que porque no me di la tarea de buscarlo, es preocupante por si se hace algo. Alguien me interrumpió, era Jev, cielos.
—Alice, ¿te digo algo y no te molestas?
—Sí.—dije furiosa.
—Te amo.—dijo casi susurrando.
—¿Por qué?
—Porque sí.
Sólo me di la vuelta, él me tomó de la mano, pero me zafé de el con facilidad, no quiero que alguien me quiera, no quiero que alguien me extrañe, es terrible porque no lo puedo corresponder. Jev, busca por otro lado. En ese momento me encuentro con Julián, me miraba muy enojado.
—¿Pasa algo?—dije.
—¡NO TE QUEDARÁS CONMIGO!
Él sólo se fue, mi mente se revolvió tanto. Vi que fue al sanitario de hombres, ¿qué más da? iré para ver que le pasa, no puedo dejar las cosas así. Escuché que lloraba.
—Julián, ¿podrías decirme qué te pasa?
—No me extrañarás, no me querrás, no te quedarás, y eso es terrible.
Me quedé helada, ¿cómo supo lo que pensaba hace unos minutos... sólo me miré al espejo, mi reflejo lloraba, pero yo no lo hacía, cerré los ojos tan fuerte como podía. Los abrí, y él estaba detrás mío sollozando.

¡Hola lindas! Apuesto que no esperaban esto de Julián, voten y denme sus opiniones, son muy importantes para mi, nos vemos en el próximo capítulo, que pasen días buenos. 

CicatricesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora