Capítulo 4

43 3 0
                                    

No fue tan sencillo sobrellevar la noticia de Julián, no es tan genial todo pero, creo que podré con esto, sólo fueron unos mareos, no creo que sea tan grave para que esté en éste hospital de mierda. Como Jev estaba alado mío, se fue de inmediato en cuando sintió unos pasos venir al lugar donde estaba, me encantó que se fuera, ya tenía mi mano demasiado sudorosa. Ahora pienso que yo soy la irritante ahora, genial.

—Hola Alice, soy el Doctor Marteens, yo llevaré tu caso así que...—en eso empezó a hablar y a hablar éste doctor, no tengo todo el día para esta soportando sus palabras de doctor, parece que estoy leyendo su propia letra porque no entiendo absolutamente nada. En eso por fin dejó de hablar, creo que esto parece más interesante.
—Bueno Alice, sé que ésta no es la gran manera de decirlo pero... tienes cáncer.
Ese mismo instante todo dejó de existir, absolutamente todo.

Pasaron varios días, no puedo específicar cuantos, porque no pensaba en cuántos días pasaban mientras pensaba en mi cáncer, ni siquiera puse atención en qué tipo de cáncer, entonces, ya tenemos algo en común Julián y yo, que alegría, ¡que gusto! Tengo cáncer. Lo peor era que iba a estar en casa, se lo impedí a mi padre, porque no quería que nadie supiera de mi cáncer, sería demasiado incómodo que todos me trataran como la que no sabe hacer nada y hagan todo por mi.

Estuve sin ir al instituto durante 1 larga semana, ya me estresaba que mi padre estuviera tratándome como "princesa". 
—Linda, ¿quieres ir al instituto? No has ido en varios días y creo que te haría bien ir, para que convivas con tus amigos y les comentes el porqué de tu ausencia.—Adiós.
—Claro, me encantaría irme.

Tomé un baño tranquilamente, me alisté para el instituto y me fui sin despedirme de mi padre, soy una mal hija, sin embargo, no seguiré soportando más sermones. Sólo quería distracciones, no pensar en ésta enfermedad, que para ser sincera, si me mata ¿qué más dá? Me encanta mi lema: qué más da...
Llegué a mi primera clase y fue muy normal, pero todos me veían muy extraño, no entendía porqué pero, si saben sobre lo que llevo cargando desde hace varios días, porque pensándolo bien, no importa ya que nadie me conoce y nadie me habla, así que, por el momento, estoy bien. Sólo me decía a mi misma: todo estará bien, pequeña Alice.

—Alice, ¿qué tal?—dijo Jev con una gran sonrisa.
—Todo bien, gracias. —me fui lentamente, y aún me sigo preguntando porqué sigue tan apegado a mi.
—Alice, Kim te ha estado buscando durante semanas, no sabe nada de ti.
—Yo tampoco, bueno, me voy, ya sonará la campana para mi clase.—me fui y estaba en lo cierto, sonó la campana unos segundos después que lo había dicho.
Tome asiento y estaba esperando al profesor para que dijera todo lo que tuviera que decir sobre la clase, para que terminase rápido, y por fin tenga tiempo para mi, ayúdame Padre tiempo, aunque todo sea una metáfora.
Sentí que alguien me toco el brazo, miré para quién lo había hecho y era Julián, que con amabilidad me dio una sonrisa torcida, yo sólo se la devolví.

Las clases se fueron volando, y desde la clase donde vi a Julián no lo volví a ver... hasta ahora.
—Hola, te quiero pedir una disculpa por lo que dije ayer, nunca lo había y creo que lo dije bruscamente.
Me quedé callada por varios minutos, sólo le di una sonrisa, no sabía que decir porque... estaba en la misma situación. ¡Basta Alice! No empieces a que salgan lágrimas, estúpida.
Julián sólo me dio un abrazo que me sentí tan especial, nunca creí que se sientiera tan, excelente.
—Todo está bien ¿si?—me miró con sus ojos cafés, ya no eran tan oscuros y profundos como un túneles, eran tan lindos pero llenos de tristeza.
—Julián, ¿te puedo preguntar algo?
—Lo que gustes.—Tomé aire y lo dije.
—¿Morirás?
Él bajó la mirada, y sólo escuché el susurro de un "aún no", lo peor era que, yo todavía no sabía en qué momento lo iba a hacer, pero ¿qué más da? Lo diré.
—Yo lo haré también, pero no sé cuando.
Me miró con tanta tristeza. No puedo creer que alguien lo refleje tanto, increíble, definitivamente necesito salir más, pero me gusta así.
—¿Qué tal si hacemos una lista de cosas antes de morir?—dijo con tanto entusiasmo.
—Me parece bien.

Fuimos corriendo hacia una tienda de caramelos, él compró todos los necesarios, yo sólo fruncía el seño sin saber el porqué.
—Una de las cosas que siempre quise hacer, es comer todos los dulces posibles, pero por ésto que tengo no podía, pero ¿qué más da?
Yo sólo sonreí, no creí que otra persona dijera el mismo lema, pero para ser sincera, Julián no me llama la atención en lo absoluto, soy una adolescente y también tengo gustos por los chicos, sin embargo él morirá, no tendría caso y... no me gusta extrañar a la gente.
—Te daré un consejo, Alice Morgan. No pienses en lo que cargas, sólo, camina.—le di una una sonrisa confusa.
—Sólo que, apenas te conozco y te comportas normal, no como otras veces, ¿me entiendes?
—No creí que tuviera tanta confianza, no la conocía hasta ahora, se siente genial
Sentí un gran nudo en la garganta, espero haya más gente, sin saber cómo es la sociedad de tan mierda.
—Tengo que ir a casa, Julián, mis medicamentos y blah blah, nos vemos mañana.
Él estaba apunto de decir algo pero, sólo me dio un abrazo. Está bien, tardaré en acostumbrarme a ésto.

Para ser sincera, me acostumbraré a mi cáncer. Fui al baño a tomar mis pastillas, me miré al espejo y mi nariz empezó a soltar mucha sangre, no había nadie en casa, no sabía qué hacer, sólo se me nubló la vista y ya no recordé nada.

¡Chicas(os)! Espero les guste éste capítulo, igual a mi no me gustó poner a dos personajes con enfermedades incurables, quizá ustedes ya se dan la idea de cómo será la historia después, pero no será lo que parece, disfruten y voten:)

CicatricesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora