Cicatrices

Capítulo 10

Abrí los ojos y me dolieron al abrirlos por una gran luz blanca entrada en mi, había cirujanos al rededor de mi, sosteniendo instrumentos que usan, bueno, por lógica los cirujanos, veía todo tan borroso y sólo escuchaba que hablaban entre ellos, percibía la tensión, notaron que estaba viendo su trabajo y de inmediato me colocaron algo en el rostro que hizo que desmayara por completo

Por segunda vez abrí los ojos, pero esta vez no dolió al hacerlo, había un doctor frente a mí, supongo que dirá algo, o solamente me está acosando viéndome detenidamente.

—Lo sentimos, señorita Morgan.

Al principio no había entendido, pero me miró de una forma como si ya supiera a qué se referían sus palabras clave, mi mundo se cerró, ¿qué le diré a mis padres?, ¿a Kim?, ¿a Julián?, bueno esto lo deben de tomar con calma, sé que no lo harán pero tendré esa pequeña esperanza, al menos la tendré para mis padres, seguro Kim se volverá loca, y Julián, si estás leyendo mi mente ahora, lamento no haber terminado tu lista.

—Hola. —entró a la habitación el chico que pensé hace unos minutos.
—Julián...
—Sshh, todo está bien. —me tapó mi boca con su dedo índice, yo sólo me quedé perpleja por tal acción hecha, pero no quise arruinar el momento y obedecí a su petición.

Julián sólo me abrazó sabiendo que en verdad quería uno de ellos, sus abrazos tan cálidos que me vuelven loca, su perfume ahogando mis fosas nasales que hace que suspire tan profundo, sentí cada segundo y cada uno lo disfruté como si fuera la última vez que lo viera, en verdad estoy encariñada con éste muchacho sin embargo no creo poder disfrutarlo como espero; su lista quedará incompleta y no sé cómo podré acabarla antes que mi tiempo se agote.
Tosí un poco y eso hizo que el abrazo de acabara y Julián me viera con sus ojos penetrantes pero que me encant... ¡BASTA ALICE!

  — Perdón si te apreté, es que de verdad te extrañé.

Sentía que mi mejillas ardían y que en verdad estarían rojas tal cual tomate en el supermercado. Volteé hacia mi lado izquierdo y vi mi reflejo... Carajo, me veo espantosa.
En ese mismo instante me tapé totalmente, no quería que me siguiera viendo tal cual como estoy, pálida, casi blanca como la nieve, mis labios resecos con un color lila como la flor, mis ojos llenos de venitas rojas y mi cabeza sin un sólo cabello castaño que pueda peinar, (claro, como si me peinara)

 — Vamos, Alice, no te ves mal.
  — ¡ME VEO HORROROSA, JULIÁN!
 — Claro que no, si no, no estuviera aquí.
  — ¡DÉJAME SOLA! ¡¡¡¡YA!!!! — Lo grité tan fuerte que hice que se estremeciera y se levantara, jamás le había gritado de esa forma a Julián, notaba como sus ojos se volvían como dos pozos profundos que estaban apunto salir unas gotas de agua bajo el cristal de sus ojos que parece como si yo los hubiera rompido con sólo haberle dado un roce...
Julián salió de inmediato de mi habitación, sólo pude ver como dejó sobre mi cama una linda carta, digo linda porque llevaba en la portada un flor lila como mis labios y lo demás era blanco como mi piel y las letras rojas como las venas de mis ojos.

Estuve meditando un gran rato, la enfermera venía cada hora para ver si se me ofrecía algo, sólo le decía que me diera agua. A los pocos minutos me dieron mi teléfono celular, creía que lo había perdido pero no, aquí está, seguro tendré algunas llamadas perdidas y mensajes que no leí.

0 Llamadas 0 mensajes

¿Qué carajo?, ni siquiera tengo mensajes de Kim ni de mi padre, ni siquiera saben que estoy en el hospital ni nada similar. Le pregunté a Jodi sobre la cuenta del hospital y sólo me dijo que ya había sido pagada, que no debía preocuparme.
Claro, Julián la pagó, pero como soy una pésima persona con problemas de cáncer en la sangre y la autoestima por el suelo quiere desquitar el odio que tiene por su vida en las demás personas que se preocupan por ella. Eres tan estúpida Alice, ¿cómo pudiste hacerle eso a Julian? Siendo tan atento y bueno contigo tú sólo metes la pata sin pedir permiso, y hieres a los demás, ¿no ves la gravedad del asunto? A pesar de que te vas a morir sigues teniendo el mismo carácter de siempre, ¿por qué no cambias?
Cuando menos lo pensé mis ojos ya estaban llorando, no podía dejar de hacerlo porque me estaba hablando mentalmente a mí misma. No vales nada. Después de esto él ya no te va buscar. Sola. Deberías morirte ya.

Basta. Basta. Basta. Basta. Basta. Basta. Basta. Basta. Basta. Basta. Basta. Basta. Basta. Basta. Basta. Basta. Basta. Basta. Basta. Basta. Basta. Basta. Basta. Basta. Basta. Basta. Basta. Basta.Basta. Basta. Basta. Basta. Basta. Basta. Basta. Basta. Basta. Basta. Basta. Basta. Basta. Basta. Basta. Basta. Basta. Basta. Basta. Basta. Basta. Basta. Basta. Basta. Basta. Basta. Basta. Basta.Basta. Basta. Basta. Basta. Basta. Basta. Basta. Basta. Basta. Basta. Basta. Basta. Basta. Basta. Basta. Basta. Basta. Basta. Basta. Basta. Basta. Basta. Basta. Basta. Basta. Basta. Basta. Basta. Basta. Basta. Basta. Basta. Basta. Basta. Basta. Basta. Basta. Basta. Basta. Basta. Basta. Basta. Basta. Basta. Basta. Basta. Basta. Basta. Basta. Basta. Basta. Basta. Basta. Basta. Basta. Basta.Basta. Basta. Basta. Basta. Basta. Basta. Basta. Basta. Basta. Basta. Basta. Basta. Basta. Basta. Basta. Basta. Basta. Basta. Basta. Basta. Basta. Basta. Basta. Basta. Basta. Basta. Basta. Basta. Basta. Basta. Basta. Basta. Basta. Basta. Basta. Basta. Basta. Basta. Basta. Basta. Basta. Basta. Basta. Basta. Basta. Basta. Basta. Basta. Basta. Basta. Basta. Basta. Basta. Basta. Basta. Basta. Basta. Basta. Basta. Basta. Basta. Basta. Basta. Basta. Basta. Basta. Basta. Basta. Basta. Basta. Basta. Basta. Basta. Basta. Basta. Basta. Basta. Basta. Basta. Basta. Basta. Basta. Basta. Basta. Basta. Basta. Basta. Basta. Basta. Basta. Basta. Basta. Basta. Basta. Basta. Basta. Basta. Basta. Basta. Basta. Basta. Basta. Basta. Basta. Basta. Basta. Basta. Basta. Basta. Basta. Basta. Basta. Basta.

Lo repetí hasta quedarme profundamente dormida, Alice, todo estará bien. 

Julián

Si tan sólo supiera que cuando estoy con ella ni siquiera pienso en suicidarme.