6. Un grito en auxilio

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"I think I have reached the desert, the place where I can find you just to say goodbye with the faint sound of my heartbeat."
-bubble

Gladies, la recepcionista del edificio donde trabaja mi esposo, es lo más cercano al amor de una madre, su carisma y tranquilidad se pueden sentir aún así estés a metros y metros de distancia; tiene esa debil mirada cansada que sabe bien disimular y su sonrisa radieante que se muestra cada que alguien entra al edificio. Se volvió tan cercana a mí esposo y a mí, que no pudimos evitar invitarla a nuestra boda, fue el alma de la fiesta.

Esa mañana que amenazaba con ser fría, había amanecido en el sofa, lugar que había tomado por costumbre hace dos semanas para dormir, no era cómodo. Sin embargo, al llegar del trabajo más molida que el día anterior, me ganaba el cansancio y prefería dormir ahí. Cada mañana, había una cobija sobre mí y en estas épocas invernales iban aumentando en cantidad, al parecer alguien no quería que pasara frío.

Tenía organizada una junta con los dueños de la editorial y una reunión en una biblioteca que estaba cerca del edificio de mi esposo, en ella se llevaría a cabo un adelanto sobre lo que sería mi próximo libro, nos acercabamos a la fecha de publicación y yo no cabía de la emoción, al fin, mi novela, en la que habia trabajado durante tantos años vería la luz y muy resplandeciente.

Me dirigía hacía la habitación para ponerme ropa adecuada para el trabajo, cuando me distraje con lo que había sobre la mesa en el comedor, al parecer mi esposo habia olvidado su almuerzo y eso agregaba una vuelta por su edificio antes de ir directo a mi empresa.

Camino al trabajo de mi esposo, llovía y por lo tanto hacía que los carros fueran más lento que de costumbre, terrible. Esperaba llegar con tiempo a mi empresa. Luego de varios minutos logré conseguir un espacio para estacionar mi auto y subí al nivel en donde se encontraba la recepción. Me tocaba esperar mi turno, por lo que decidí revisar los miles de mensajes de texto que había ignorado minutos antes.

-Señorita Lordi, que gusto verla por aquí- escuché una voz detrás mía, no la reconocí hasta que decidí girar para encarar a quien me saludaba.

- Buen día- respondí a la recepcionista, Gladies -¿cómo le va?- pregunté. Acercándome junto con ella al escritorio de bienvenida.

-muy bien gracias ¿qué la trae por aquí?- preguntó mirando directamente a mis ojos mientras acomodaba sus redondos anteojos sobre el puente de su nariz.

- esto...- dije levantando la pequeña mochila donde se encontraba la comida de mi esposo- alguien olvidó esto en casa- terminé de contar, colocando sobre su escritorio el almuerzo.

-sigue de distraído el joven- rio. Al parecer entendió a que me refería al colocar sobre su escritorio dicha mochila, ya que la tomó para dejarla junto a unos papeles que parecían de suma importancia - se lo haré llegar- aseguró después de dejarlo. Volviendo su atención a mí, sonrió. Quitó sus anteojos y me vio fijo.

-bien entonces, yo me voy, gracias- avisé. Estaba por girar sobre mis talones, cuando su mano tomó mi muñeca, impidiendo mi partida -¿si?

-algo... necesito hablar con usted- observé todos sus movimientos, cuando ella estuvo segura de que yo la escucharía, me dio la espalda, tomo un papel, un bolígrafo, escribio algo y me lo entregó- ¿puede hoy?

-si, claro... vendría por usted...

- seis en punto esta bien, a esa hora termina mi turno- ordenó. Estaba por preguntar a que número podría comunicarme con ella hasta que recordé la nota que estaba en mi mano y me dispuse a leerla, su número y nombre estaban en ella -gracias.

Hurricane EyeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora