"Just like the night leaves and the morning comes
The spring leaves and summer comes, but
Just like the flower wilts and the fruit grows ripe
Everything needs to go through pain
Embrace the world and suck in a breath"
-Everything goesÉl, un chico dos años menor que yo, sonriente y de ojos enormemente hermosos, carismático y entregado a todo lo que se propone. Aspirante musical y amante del arte en todas sus ramas. Le gusta la poesía en las palabras y la verdad en las miradas. Ese tipo de personas que le habla a medio mundo y aún así se encuentra solo.
Así fue cuando lo conocí.
Era ese día, en donde todos corrían apurados por el inicio de semestre en la universidad, ese día en donde conocías a los maestros y a tus compañeros de curso, ese día en donde lo ví por primera vez. Él no entró en cámara lenta caminando como modelo de última generación mientras tomaba su cabello con una mano. No, él solo paso frente a mi saludando con su mano, y supe, desde ese instante, que era su fragancia lo que quería sentir más cerca. No fue obsesión saber su nombre, tampoco el saber en que nivel iba, pero lo supe. Lo fui conociendo aún sin intentarlo.
Quería hablarle. Él le hablaba a todos no importaba si era de primer año, tenia esa manía de hablar con medio mundo y aún así en la cafetería lo encontrabas solo, en el salón, a pesar de que él estaba hasta atras, su presencia se sentía.
Sabía que quería acercarme aunque no imaginé la forma en que lo haría. Recuerdo que comenzaba la epoca invernal en todo el país y justamente ese día había comenzado a llover por montones al terminar la última clase, yo, como tenia por rebeldía, no llevaba una sombrilla y odiaba mojarme. Al salir, en la entrada, ya quedaban pocos compañeros de todos los niveles. Algunos se acompañaban bajo un mismo paraguas muy bien acomodados y otros llevaban el propio, mientras que a mí no me quedaba de otra que salir corriendo hacía la primera parada de bus conocida, tapada con unos cuantos libros sobre mi cabeza.
Un paso, dos pasos, hasta que la pude divisar a pocos metros de distancia y para mi mala suerte, la parte que tenía un techo ya estaba repleta de personas. Mi papá me había dado un truco para cuando algo así sucediera en los días lluviosos. Así que ví la oportunidad y quise comprobar que si funcionara su teoría. Fuí probando con cada persona que tuviera un paraguas medianamente grande, pero ninguno me cubría. Hasta que noté a lo lejos a una persona cubierta hasta el cuello con una chaqueta y la capucha de la misma tomando su sombrilla, en la cual podían caber hasta dos personas de su mismo tamaño. Vi la oportunidad y me acerqué de a poco, caminando de reversa tratando que su sombrilla nos cubriera a los dos.
Cuando sentí que las gotas de lluvia comenzaban a dejar de caer sobre mí, junte mis manos para calentar las con mi aliento, aún sin detener mis pasos, choque contra una espalda ancha y lo que se suponía que no debía pasar, pasó.Esperaba que me gritara y que hiciera un gran problema llamando la atención de terceras personas. Sin embargo, cuando la persona giró, mis ojos no se pudieron desviar de su mirada tan brillante y luego bajar a sus labios delgados que eran apresados por sus dientes con molestia. Obligándome a hacer un lento recorrido a su cabello para luego dirigirme a sus orejas, rojas por el frío. Sus facciones delicadas no eran más que de duda, yo buscaba en él enojo. Me hizo sentir en paz y calida en ese mismo instante. Todo mi cuerpo actuó por si mismo, mi manos viajaron a las de él que sostenían fuerte el mango de su paraguas, solo quería tocar levemente su piel acanelada, saber que era tan real y no una imaginación como las que tenía casí siempre. Cuando creí que ahí acabaría la torpeza, mi cabeza se comenzó a inclinar y en un acto sin intención fue a parar a su pecho. A su pecho, cerca del latido de su corazón. No me percate de mis acciones ni de cuanto tiempo estas duraron. Se sentía como si toda la lluvia hubiese cesado y solo estuviéramos él y yo en una misma burbuja escuchando campanillas y miles de voces cantando solo para nosotros dos. Cuando la realidad me despertó, mis ojos buscaron con desespero los de él, creía en las conexiones de las personas por medio de sensaciones, sin embargo, sus facciones no eran lo que esperaba ver. Sus ojos, tan abiertos pareciendo más grandes, su sonrisa era más una mueca de desagrado y sus cejas arqueadas, casi esperando una razón para lo que yo hice, a lo cual yo no tenía ni una sola idea.
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Hurricane Eye
Romance"En la vida hay situaciones que nos ponen el mundo boca abajo, pero créeme que si lograste salir de esto, podrás superar cualquier obstáculo y de cualquier forma ganarás..." Atte.: Dr. Rodríguez Metafóricamente, estar en el ojo del huracán, hace re...