Adios.

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Capitulo 8. "Adiós".

El lago Lema era hermoso, o al menos la parte que Rin podía ver desde la ventana de su cuarto.

Bueno, técnicamente era la habitación de Sesshomaru, pero como el solía ausentarse la mayor parte del día junto con Ah-Un, regresando tarde por la noche, dejándola sola el resto del día, había llegado a pensar en el cuarto como suyo.

Miro el blog de dibujo en su mesa, casi lleno ahora por los bocetos, antes de observar con nostalgia las hermosas montañas a la distancia.

No estaba segura de por qué Sesshomaru la trajo a Suiza. Pasaba todo el día sola, ya ni siquiera contaba con la presencia de Ah-Un, porque él se los llevaba.

Tenía que escapar. Tenía que hacerlo. Porque estaba asustada.

Asustada de lo que estaba pasando. Aterrada porque con cada semana que pasaba, era más y más difícil saber lo que sentía respecto a Sesshomaru.

Asustada de despertar una mañana, olvidando que tenía una vida a la que regresar en casa. Una vida a la que deseaba regresar.

Estaba asustada de perderse a sí misma. Asustada de que fuese demasiado tarde. Ya había signos de ello.

Vestía la ropa de Sesshomaru todo el tiempo, y le gustaba. Tenía marcas de sus besos en sus piernas y muslos, y lo amaba. Su cuerpo estaba cubierto de mordeduras de amor y moretones en su cuello que no podía dejar de observar con fascinación en el espejo.

Sesshomaru la hacía suya cada noche, tan a menudo que solo tenía que verlo para estar lista para recibirlo en su interior.

Era aterrador lo compatibles que eran en la cama.

Siempre había disfrutado el sexo con sus anteriores parejas, pero nunca se había sentido de esta manera. Tan adictivo, tan necesario. Nunca había sentido como si las manos de un hombre deberían permanecer sobre su cuerpo. Era aterrador.

No se suponía que se sintiera de esta manera, no con este hombre.

Mirando por última vez su dibujo de las montañas, se acerco al armario, tomo una toalla y se metió en el baño de la habitación. Se dio un largo baño de burbujas mientras tomaba una lata de refresco que saco del pequeño refrigerador que había junto a la cama. Tomo el control del reproductor y puso una canción al azar. Mientras el agua caliente limpiaba su piel, el dulzón sabor de la bebida llenaba su boca y la música penetraba en sus oídos, miro el techo blanco, y escucho una voz en su cabeza que le preguntaba. –"¿De verdad quieres irte?"

Frunciendo el seño, sacudió ese pensamiento de su cabeza, y termino su baño en tiempo record.

Se seco el cabello con la toalla y camino de regreso a la habitación, trataría de terminar su dibujo antes de dormir una pequeña siesta.

Se sentó en la cama, pero justo en ese momento un sonido en la puerta la hizo estremecerse, arrancándola de sus pensamientos. Con el corazón acelerado, Rin giro en esa dirección cuando la puerta se abrió. Pero no era Sesshomaru...

Era una joven. Ella la miraba con la boca abierta. Rin le devolvió la mirada asombrada.

Era una mujer hermosa, con cabello y ojos oscuros cargados de perplejidad. Había algo familiar en ella, pero no podía determinar que...

-Oh. –Murmuró ella en chino.- Bueno, esto definitivamente no es lo que esperaba. –Se acerco a Rin, mirándola con curiosidad.

-Hola.- Dijo Rin, roja hasta las orejas, mientras se amarraba la bata de baño de Sesshomaru, que la cubría como un enorme abrigo, y trataba de ocultar sus piernas desnudas, ¿Quién era ella?, ¿Cómo había entrado en el cuarto?

Atrapada en los brazos de un demonioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora