Capitulo 6.
"Solo un poco preocupante".
Rin no podía respirar.
O mejor dicho, podía, pero cada respiración le costaba mucho esfuerzo por que tenía el rostro enterrado en la almohada y algo grande y pesado la aplastaba.
Entro por dos segundos en pánico, hasta que su nariz capto el aroma de Sesshomaru y un mechón de sus platinados cabellos se asomaba por su hombro.
Por supuesto que era él.
Rin suspiro aliviada y se acurruco más cerca. Al darse cuenta de esto casi se echo a reír. Esto era ridículo. Alivio era lo último que ella debería sentir en esta situación.
No podía ser tan estúpida como para pensar que estaba a salvo con este demonio de ojos dorados, sin importar el fantástico Sexo que habían tenido anoche.
Pensar en la noche anterior ciertamente no ayudaba a que disminuyera el rubor de sus mejillas. Tampoco ayudaba que el cálido aliento del ruso chocara contra su sensible oreja, o sentir su musculoso abdomen pegado a su espalda, o que sus musculosas piernas estuvieran enredadas con las suyas, o que una de sus fuertes manos estuviera a un lado de su rostro y la otra estuviera sosteniendo la mano mas pequeña de ella, haciéndola sentir un calorcito en el corazón.
¿Y eso era?
Sí, había algo duro chocando contra su trasero, no había que ser un genio para saber que era.
Mordiéndose el labio, escucho con atención- Sesshomaru seguía durmiendo, su respiración era lenta y uniforme.
Nunca había visto al hombre dormir, tal vez tenia una cara menos tenebrosa y fría cuando dormía. Se puso más roja, tal vez hasta llegar a un tono marrón por la falta de aire, y la vergüenza.
Era pesado y firme en las partes correctas. El cuerpo de un hombre en su cúspide, nada que ver con los cuerpos de los chicos de su edad con los que generalmente salía.
Siempre había tenido cierta debilidad por los hombres mayores y en forma, idiotas, arrogantes, autoritarios que parecían poder aplastarla sin siquiera sudar, y Sesshomaru representaba todas esas cosas, con el Plus de que cuando se lo proponía, era amable con ella.
Era como si fuera la mezcla perfecta de todas las cosas malas que no deberían atraerle, pero lo hacían.
No debió permitir que el hombre se acostara con ella. Debió haberse alejado cuando el ruso le dio la oportunidad. Rin lo sabía.
Solo era que no había querido pasar otra noche en vela escuchando los gemidos de otra tipa. Ella era la que había provocado esa erección en Sesshomaru. Era suya. Su responsabilidad.
Genial, al parecer ahora se había vuelto posesiva con la erección del hombre. Lo cual no era gracioso en lo absoluto.
Rin decidió que ya era suficiente humillación por un día, y eso que apenas había empezado, así que se removió como un pescado fuera del agua para sacarse al musculoso hombre de encima. Pero era inútil.
No solo no lo había conseguido, sino que de tanto retorcerse se había calentado y estaba un poco mojada. Ya estaba jadeando quedito, insegura de querer separarse. Olvidemos eso, claro que quería separarse. Apenas podía respirar, y además se sentía pegajosa por el sudor y otros fluidos corporales, así que deseaba un baño más que nada.
Pero su estúpido cuerpo traidor estaba perfectamente feliz de quedarse donde estaba, debajo del hombre que la tenia secuestrada por "Kami sabrá que motivos".
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Atrapada en los brazos de un demonio
Roman d'amourJoven e Inocente, la heredera de las Industrias Muso, Jundo Rin, trata de demostrar al actual presidente de la empresa y único pariente cercano, Miasma Naraku, que ella quiere involucrarse más en los asuntos de la empresa, siendo deliberadamente ign...